LA HABANA, Cuba.- Raúl Castro y sus acólitos andan preocupados. El final que se avecina los tiene con los pelos de punta. Por eso no saben qué inventar y luchan para que sobreviva la nueva clase, compuesta por generalotes, descendientes de la Familia Real y una minúscula parte de amigos civiles que a última hora saltarán del barco.
Para no variar, reciclaron su invento preferido: un debate, donde en realidad el pueblo no participa, ni aunque se imprima un tabloide con 880 mil 800 ejemplares basado en documentos ¨de gran complejidad¨.
Tiene razón el economista Carmelo Mesa Lago, al referirse en su reciente libro La era de Raúl, al pobre desarrollo económico de Cuba en estos años, a los Derechos Humanos y a la importancia de la carencia de estadísticas precisas en la prensa nacional, un reflejo de cómo van las cosas.
Un breve análisis cronológico sobre los graves problemas que afectan a la dictadura castrista, publicados en la prensa del país, nos dice que:
El 2 de diciembre de 2005, Fidel Castro, de 79 años, encabeza una ofensiva destinada a frenar la corrupción en el Estado y disminuir las desigualdades sociales. El 22 de septiembre de 2006, entran en vigor disposiciones sobre reglamentos disciplinarios internos, en reunión del Partido Comunista presidida por Machado Ventura y Carlos Lage, llamado éste ¨indigno¨ por Fidel, años después.
También nos dice la prensa del 3 de abril de 2007, que Raúl Castro comienza a combatir ¨la indisciplina laboral¨ para reactivar la economía nacional y que el 31 de julio de 2007, asegura que la Revolución será eterna, por sustentarse en la unidad del pueblo.
El 22 de agosto de 2007, por orden suya, se publica en la Gaceta Oficial el Decreto-Ley No. 251, con nuevas medidas disciplinarias para todos los dirigentes y funcionarios.
Pero en noviembre de 2007, algo insólito, la jefa de la Dirección de Procesos Penales de la Fiscalía, Osiris Martínez López, descarta que la corrupción involucre a las altas esferas del poder político. ¨Este mal —enfatizó— no ha minado la esencia de la sociedad¨.
El 6 de febrero de 2008, el periódico Granma, órgano del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, hace un fuerte llamado a eliminar la mentira de esa organización.
En noviembre de 2010 Raúl Castro advierte la importancia de las reformas económicas para la subsistencia de la Revolución, porque de otra manera, dice, esta irá al precipicio. Ese día autoriza licencias a 178 oficios por cuenta propia.
8 de julio de 2013: Raúl Castro llama a los dirigentes de las instancias nacionales hasta la base a que abandonen la facilidad y la inercia en su conducta y eliminen las indisciplinas.
Así se gobierna en Cuba.
Contradicciones a tutiplén, miedo evidente a que exista una juventud que desea salir del comunismo, cárceles con paradero desconocido para dirigentes corruptos, desprecio para los que no piensan igual.
No importa que los fundamentos de la ilegal Constitución de 1976 tengan como condición no regresar al capitalismo. La fuerza de la necesidad lo va a exigir cuando Raúl y Fidel sean cenizas.
El origen y la historia de la economía de mercado son tan antiguos como la vida social del Hombre. Contra eso, estos dos políticos han luchado durante más de medio siglo, postergando un fracaso que se ve a diario, un genocidio que ha frenando la prosperidad de un pueblo en aras de una firmeza ideológica.
El pueblo sí tiene prisa.
Son demasiados años de disparatada receta, los cuales, bajo el mando de un partido y un solo Comandante, nos han conducido a la ruina económica. Los nuevos delfines, los favoritos y los que se están colando con sigilo para una sucesión de mando, hoy desconocidos, dirán la última palabra.
Estos no llevarán a cabo más debates por el futuro de Cuba. Sencillamente usarán la fórmula más vieja de la humanidad, para saber lo que piensan todos, a la que teme Raúl y sobre todo su hermano: Elecciones libres. Única prueba de verdadera democracia.