LA HABANA, Cuba.- Luego de renunciar revolucionariamente a la malsana alimentación tradicional, gracias al desabastecimiento, los cubanos moriremos con una salud de hierro si las autoridades logran ofertar los productos de la dieta sana que determinan, si es que podemos pagar los precios.
Así entonces, la agricultura debería proporcionar 30 libras de viandas, hortalizas, granos y frutas mensuales, requeridas por persona, según los estudios nutricionales del Ministerio de Salud Pública. Pero la media del país todavía no llega a las 17 libras de producción, según ha informado el Ministro de la Agricultura. La carne de puerco es insuficiente. De la leche y la carne de res ni esperanza. Los mariscos se exportan o comercializan caros en divisas y el archipiélago cubano no puede suministrar peces.
La importación de alimentos, por un centenar de millones de dólares, se perpetuará si aparece financiamiento externo, y es que, a pesar de los científicos, académicos, y técnicos existentes, en Cuba escasea hasta la yuca cultivada con los métodos rudimentarios que inventaron nuestros aborígenes, y los agricultores continúan atados y sin motivación, esa es la cuestión.
Según reportaron los medios oficiales, los cambios radicales no se consideran en las conclusiones de la Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, como resultado de las visitas a 373 entidades de autoabastecimiento municipal en todo el país, durante agosto y septiembre, y la intervención de Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de Agricultura, en la sesión de diciembre.
Sin implementos, equipos o animales adecuados, los agricultores realizan las duras tareas del campo cubano, en tierras que no les pertenecen y en las que no pueden decidir cultivos, precios de venta o formas de comercialización. No reciben una remuneración adecuada a sus esfuerzos, y, peor aún, no se les paga durante meses por la entrega del “encargo estatal”.
Las áreas sembradas de yuca y plátano están muy por debajo de las hectáreas y los rendimientos previstos. La producción de hortalizas mediante tecnologías intensivas en las provincias de La Habana, Villa Clara, Holguín, Santiago de Cuba y el municipio especial Isla de la Juventud es inferior a la media. La más baja ocurre en la provincia de Pinar del Río, pero allí es altamente exitoso el tabaco, rubro de exportación producido por campesinos privados, herederos de la tradición, y tienen mejor sistema de pago y ventajas tecnológicas.
Por otro lado, las cuentas por pagar, acumuladas por la Empresa Provincial de Mercados Agropecuarios de La Habana con los principales suministradores mayoristas, impide el suministro estable. Hasta el cierre de octubre de 2018 se debía al Grupo Empresarial Agropecuario y Forestal de Mayabeque 42 123 574 pesos, y al Grupo Empresarial Agropecuario y Forestal de Artemisa 10 313 170 pesos. La cadena de impago llega hasta los agricultores, por supuesto.
El Ministro de la Agricultura expresó que el programa tiene bien diseñadas sus premisas, objetivos y metas, y “hay que estudiar estructuras de cultivos en las campañas de frío y primavera que permitan cumplirlas; tener en cuenta la planificación; e identificar cómo sembrar con la variedad necesaria. Hay que sembrar yuca y malanga, pues son productos resistentes, aunque de ciclo largo, le gustan a la población y son muy rentables”. Por su parte el vicepresidente Valdés Mesa destacó que “vamos a respetar el autoconsumo de los campesinos, pero tenemos que hacer un trabajo mayor en la contratación”.
En 2018 solo se cumplió el Plan en hortalizas, 52.000 toneladas de frijoles, y arroz, aunque siempre se importa el 50% del consumo nacional. Se destaca el cumplimiento de los fondos exportables: tabaco, café, cacao, miel de abeja y carbón vegetal, fundamentalmente de marabú. Sin embargo, la Zafra Azucarera 2017-2018 solo alcanzó 1.1 millón de toneladas de azúcar, y se ha importado de Brasil y Francia para el consumo nacional.
En el segundo semestre del año 2018, la no importación de harina de soya y maíz, por falta de liquidez, hizo descender la cría de cerdo y la avicultura, con una fuerte caída de la producción de huevos, que desde hace muchos años constituye la principal proteína animal para la población. La venta del “huevo liberado” se eliminó, y subsisten en la libreta de racionamiento “los 5 huevos normados y los 5 regulados” mensualmente por persona.
La ganadería bovina “está en un franco proceso de recuperación, pero no se desempeña como los cultivos varios, necesita mucho más tiempo y financiamiento”, explicó el titular del Ministerio de Agricultura (MINAG). La leche tampoco cumplió su plan en unos 2 millones de litros, aunque creció en 27 millones con respecto al año pasado. Más del 70 por ciento de la producción está en las cooperativas y los campesinos, lo que ha propiciado el crecimiento de la eficiencia. El funcionario manifestó que han existido problemas con el transporte ganadero y algunas industrias procesadoras. Debe recordarse que Cuba contaba con casi una cabeza de ganado bovino por habitante (0,90), muy cerca de Argentina y Uruguay en 1959, y Fidel Castro hizo megaproyectos, pero solo quedaban 3.865.500 cabezas de ganado en 2017, contra 11.239.000 habitantes.
El Plan 2019 deberá alcanzar un 4% de crecimiento, a fin de sustituir importaciones y exportar más. La agricultura contará con 500 millones de pesos en inversiones, fundamentalmente para los cultivos protegidos. El polo exportador piloto de Ciego de Ávila logró 8.200.000 dólares desde su creación en el segundo trimestre de 2018, mediante la exportación de carbón vegetal, la piña md2 y otras producciones agrícolas.
La Empresa Agroindustrial Ceballos ha tenido inversiones por unos 21 millones de dólares durante los últimos 18 años. A ella se unirán las empresas La Cuba, Arnaldo Ramírez, Cuba Soy y la Integral Ciego de Ávila, el departamento de Suelo y Sanidad Vegetal, la Universidad Máximo Gómez Báez y el Centro de Bioplantas.
La Empresa Agroindustrial Ceballos es la pionera por sus resultados en recibir permiso para la exportación directa, basados en la experiencia de la zona antes de 1959, el esfuerzo de técnicos y trabajadores por recuperarla de la depauperación en la década de 1990, la colaboración extranjera y la remuneración estimulante a los trabajadores, métodos que podrían beneficiar a toda la agricultura, los campesinos y la población cubana.