LA HABANA, Cuba.- El Canciller Bruno Rodríguez Parrilla presidió, en el nuevo acuerdo de paz suscrito en La Habana este sábado entre el gobierno colombiano y las FARC, un ejercicio de democracia inédito en Cuba, que debería servir de ejemplo para la apertura a la libre expresión y la participación de los ciudadanos cubanos en la solución de crisis política, económica y social existente en el país.
Las autoridades cubanas se ufanan de contar con el apoyo casi unánime de la población, pero este está basado en mecanismos electorales férreos, que garantizan sus designios, y reprimen cualquier opinión distinta a las oficialmente dictadas. Eso no es democracia socialista, sino imposición del poder absoluto. Los cubanos cada día más votan mediante el éxodo masivo, convencidos de que no tienen otra forma de incidir en los destinos propios y del país.
La incapacidad para solventar la crisis económica en perenne profundización, llevó a Raúl Castro al acercamiento al gobierno norteamericano, pero el efecto positivo sobre la población de las medidas del presidente Obama ha recibido otra fuerte campaña propagandística contra Estados Unidos. Recientemente el ministro Rodrigo Malmierca reconoció las deficiencias en el proceso de atracción de las muy necesarias inversiones extranjeras, al tiempo que continuó culpando al embargo norteamericano. No obstante, si el gobierno cubano hubiera facilitado las medidas, habría dado argumentos a quienes en el Congreso, los sectores empresarias y comerciales y otros en Estados Unidos abogan para lograr el levantamiento del embargo.
Con la Cámara de Representantes y el Senado de mayoría republicana, la posibilidad de considerar los proyectos de leyes sobre el embargo se retrasará, a pesar de que su eliminación cuenta con propuestas bipartidistas. Cuba no es un tema prioritario en Estados Unidos, mucho menos para los legisladores de nueva incorporación. Donald Trump será presidente el 20 de enero de 2017 con advertencias de cambios radicales en los principales temas de la política internacional, los cuales recibirán su prioridad con consecuencias para todo el mundo. En cuanto a Cuba, sus pronunciamientos han sido muy contradictorios, y podrían revertirlas órdenes presidenciales de Obama. Sin embargo, no puede descartarse que el empresario pragmático prevalezca y favorezca los intereses económicos, en un equilibrio con las promesas de exigir el respeto de los derechos humanos, realizadas a cubanoamericanos en Miami durante su campana.
En todo caso, el gobierno cubano tiene todas las posibilidades de abrir el país, no porque Estados Unidos, la Unión Europea y otros países lo pidan, sino porque el pueblo cubano ama su Patria y siempre ha deseado la autodeterminación y la soberanía. Las autoridades cubanas acompañan la solución de conflictos tan profundos como la guerra de 50 años en Colombia y el Diálogo Nacional en Venezuela. En momentos de ineludible retiro de los líderes de la Revolución y de profunda crisis multifacética, los dirigentes tienen la responsabilidad histórica de utilizar su tiempo vital y las oportunidades ofrecidas por los gobiernos de diversas ideologías para acometer el proceso de respeto a las opiniones de todos, sentar las bases de la reconciliación y la participación en el desarrollo político, económico y social.