LA HABANA, Cuba.- Durante mucho tiempo la televisión cubana saturó a los televidentes con transmisiones del fútbol internacional, en especial la Liga Española, y en cambio se mantuvo cerrada para los campeonatos de béisbol que se efectuaban más allá de nuestras fronteras.
La prensa independiente siempre alertó acerca de lo contraproducente de esa situación, teniendo en cuenta que el béisbol es el deporte nacional de los cubanos, además de que semejante desdén hacia el béisbol de mayor calidad en el mundo afectaría a la larga el nivel competitivo de nuestros peloteros. Sin embargo, el oficialismo no hacía caso de aquellos a los que consideraba simplemente como “mercenarios al servicio del imperio”.
No fue hasta que otras voces de la sociedad cubana se pronunciaron al respecto, que las autoridades accedieron a ofrecer una migaja: los domingos en la noche, al final de sus transmisiones, el canal Tele Rebelde instauró el programa Béisbol Internacional. Aquí se ofrecen juegos de diversas ligas internacionales, incluyendo algunos de las Grandes Ligas de Estados Unidos. En este caso tratan de televisar juegos donde no haya presencia de peloteros cubanos que hayan “desertado” de la isla.
Mas, en estos días, cuando toda la afición beisbolera del mundo vibra al compás de la celebración de la Serie Mundial que enfrenta a los Indios de Cleveland contra los Cachorros de Chicago, la televisión cubana ha ignorado por completo ese tope. No solo eso, sino que este domingo 30 de octubre el programa Béisbol Internacional fue sustituido por un partido diferido de Fútbol americano entre New York y Arizona. Ese mismo día el canal Tele Rebelde ofreció otros dos partidos de fútbol, también diferidos, de ligas europeas.
¡Tres partidos de fútbol y ni uno solo de béisbol en un país que tiene a este último ―al menos así lo anuncian― como su deporte nacional! Y después hay que aguantar que algunos ingenuos se pregunten el porqué de que nuestros jóvenes tengan como máximos ídolos a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, o que en las calles de la isla lo único que se haga es patear balones, o que le pregunten a cualquiera, aun sin venir al caso, si simpatiza con el Barcelona o el Real Madrid.
Es cierto que a los gobernantes no les agrada que el cubano de a pie pueda observar el desempeño de peloteros como el lanzador zurdo Aroldis Chapman, uno de los principales cerradores de los Cachorros de Chicago y quien “desertó” hace algunos años de la isla. Además, desean evitar que el ejemplo de Chapman contagie a los peloteros que hoy juegan en Cuba. Pero, si así fuera, ya no habría nada que hacer. Los jóvenes talentos, en su gran mayoría, juegan en nuestras Series Nacionales como una especie de entrenamiento que les sirva para aspirar a un contrato con las Grandes Ligas del vecino norteño.
Por otra parte, no sería desacertado pensar que el castrismo desee minimizar la influencia que provenga de la sociedad norteamericana. Sobre todo después de la furiosa campaña contra las becas World Learning, y la cantaleta acerca del “bloqueo” económico y financiero.
Lo cierto es que, una vez más, el que pierde es el béisbol, ¿y por qué no?, hasta nuestras más auténticas tradiciones como nación.