LA HABANA, Cuba.- Julia lleva varios meses molesta: cerraron la CADECA (Casas de Cambio) más cercana, por lo que ahora para cobrar su jubilación tiene que hacer largas e interminables colas de pie bajo el sol en el banco de Dolores y 18. Para colmo, desde hace seis meses hizo en dicho banco la solicitud para una tarjeta magnética y aún no se la entregan: “Cada vez que voy a averiguar me dan una excusa diferente”, se quejaba hace unos días. Aunque no es Julia la única que se queja del mal servicio de ese banco, consecuencia de una evidente falta de personal. Una empleada le confesó que a causa de la pandemia hace algún tiempo no están impartiendo cursos de capacitación, pero ambas recordamos que esa situación es de mucho antes.
Nadie se explica qué pasó con las CADECA: mientras que casi todas fueron cerradas a principios de año —entre ellas la única que había en Lawton—, otras están siendo reparadas o inauguradas. El desconcierto y el descontento son generalizados. “Desde que cerraron las Casas de Cambio tengo dificultades para cobrar la pensión”, manifiesta Julia, “también cuando mi hijo me manda dinero tengo que ir al banco para cambiar CUC. En lo que a mí respecta, el cierre de las CADECA ha sido otro paso atrás”.
Cuando Jorge Hernández fue a vender unos CUC con el vecino que habitualmente le brindaba ese servicio, este se negó: “No te los puedo comprar porque también están para esto y voy preso por tráfico de divisas”. Y es que a las personas que se dedican a cambiar dólares los han incluido en la nueva ley 47 de 2020. Después de intentarlo infructuosamente en otros lugares, Jorge prefirió ir caminando hasta el banco del Mónaco antes de hacer la cola en el de Lawton.
Una de las tantas leyes arbitrarias creadas por la dictadura de Fidel Castro, tan pronto tomó el poder, fue la de “tráfico de divisas”, ley que condenaba a largos años de prisión a las personas que compraban y vendían dólares. No obstante, no pocos cubanos se vieron precisados a seguir haciéndolo a pesar del riesgo, pues era la única vía para adquirir determinados artículos de primera necesidad que sólo se le vendían a extranjeros residentes en el país. Existía toda una red de compra y venta de divisas, como también personas que se las ingeniaban para obtener mercancías en esas tiendas donde sólo podían entrar extranjeros. Luego revendían los productos a sus clientes por lo general en dólares, aunque en ocasiones también en pesos.
Cuando se desmoronó el bloque socialista los comunistas cubanos se adhirieron al dólar como tabla de salvación. Necesitaban el dólar americano que la comunidad cubana enviaba a su familia, hasta ese momento de forma ilegal. Con ese propósito a finales de 1993, durante el período especial, fue despenalizada la tenencia de dólares, aunque no el tráfico. O sea, a partir de ese momento los cubanos estábamos autorizados a recibir remesas familiares, pero solo a comprar y vender dólares americanos y otras monedas extranjeras a través del banco, so pena de ser condenados a cinco años de prisión por tráfico de divisas. Por supuesto, la dictadura le impuso un gravamen del 10 % al dólar americano, que en sus inicios se llegó a cotizar a 150 pesos.
Asimismo, en 1994 fueron creados los CUC —que desde el inicio el pueblo llama despectivamente “chavitos” — con la finalidad de sustituir los dólares que los cubanos recibían a través de la Western Union. Poco después se fundaron las casas de cambio de divisas para comprar y vender monedas extranjeras: las CADECA, y la tasa de cambio fue establecida a 25 pesos por 1 CUC. Pero aunque se abrieron CADECA en todo el país, siguió existiendo un amplio mercado de personas que cambian divisas. De hecho son preferidos por muchos, pues pagan los dólares a una tarifa más conveniente.
Con la crisis económica y la hambruna la situación del país se ha vuelto prácticamente insostenible. Los comunistas utilizan métodos siniestros para mantenerse en el poder, tal es el caso de la creación de tarjetas magnéticas para recibir dólares desde el exterior como única vía para poder comprar en determinadas tiendas. Ese dinero no llega a manos del cubano. Al parecer los CUC pasarán a mejor vida, sin importar el bienestar del pueblo, pues lo único que le interesa al gobierno es sacarle los dólares a la comunidad cubana en el exterior. Pero esta vez chocan con la gran barrera de cubanos exiliados que no están dispuestos a permitirlo.
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