LA HABANA, Cuba, febrero -Entablar una pelea a muerte, por razones de poca monta, es algo que ocurre frecuentemente entre los jóvenes habaneros. La violencia social en Cuba es un fenómeno incorregible. No hay barrio en la capital que esté libre de esos comportamientos, rayanos en el salvajismo.
Ni hablar de los asaltos, intercambios de palabras obscenas y otras lindezas que también proliferan en un ambiente en que lo marginal se ha convertido en un comportamiento corriente y casi estándar. El mal se generaliza, sin distinción de edad, raza y sexo, lo cual muestra el fracaso del sistema educativo, y además anuncia el peligro de un inminente caos.
La muerte de un joven con arma blanca, el sábado 21 de febrero, pasa de boca en boca entre los residentes del barrio de Belén, uno de los más conflictivos de la Habana Vieja. Los comentarios alegan que el cuchillo le atravesó el corazón. Dudo que haya sido la única víctima durante la semana, por algunos de los motivos aquí comentados.
El compendio de tales incidencias permanece oculto al público. Los medios jamás reflejan esos hechos, que, semana tras semana, ocurren en un callejón oscuro, en las inmediaciones de una discoteca o a plena luz del día.
El caso del beisbolista Ramón Lunar, integrante de la novena de Villa Clara, es ilustrativo de una situación que va de mal a peor. Está vivo de milagro. El batazo que le asestó en la cara un miembro del equipo contrario pudo haber sido mortal.
¿De qué cultura hablan los funcionarios del gobierno y los empleados de la prensa oficial? Realmente lo que impera en las calles es todo lo contrario al civismo y las buenas costumbres.
El régimen, con su apego a la intolerancia, contribuye a perpetuar este ambiente. ¿Cómo proceden los partidarios del orden establecido por el partido comunista ante las personas que no comulgan con el dogma, sino es con la descalificación y la violencia?
¿Acaso se puede pensar en otro tipo de sociedad donde el gobierno ordena y supervisa los ataques a mujeres en la vía pública, como regularmente sucede con las Damas de Blanco en sus marchas pacíficas a favor del respeto a los derechos humanos?