LA HABANA, Cuba – Diversos órganos de prensa se han hecho eco de las opiniones encontradas acerca de cómo deben actuar las autoridades norteamericanas con respecto al ex acusador público chavista Franklin Nieves. Un titular de primera plana de El Nuevo Herald, el pasado lunes, refleja la problemática existente: “Solicitud de asilo de fiscal venezolano crea dilema para Estados Unidos”.
Como se ha informado, el personaje tuvo una participación destacada en la asquerosa patraña judicial urdida contra quien en este momento es sin dudas el preso de conciencia más destacado del mundo: Leopoldo López. Según la confesión que el propio Nieves hizo tras huir al gran país del Norte, él habría introducido pruebas espurias contra el acusado.
Conforme al influyente diario miamense, el ex Fiscal declaró: “Decidí salir con mi familia de Venezuela en vistas de la presión que estaba ejerciendo el Ejecutivo Nacional y mis superiores jerárquicos para que continuara defendiendo las pruebas falsas con que se había condenado al ciudadano Leopoldo López”.
Como era de esperar, los chavistas menosprecian y condenan las deposiciones de su antiguo funcionario, y utilizan su tradicional método de hacerlo objeto de descalificaciones personales. Por ejemplo, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, acusó a Nieves “de recibir cientos de miles de dólares en sobornos para hacer esas declaraciones”.
En su afán calumniador, el ex teniente golpista, haciendo gala de su proverbial torpeza, pierde de vista lo fundamental: Supongamos —cosa harto improbable— que alguien estuviera dispuesto a entregar esa suma fabulosa como pago de tal actuar; admitamos además que la afirmación del flamante Jefe del Legislativo sea cierta. En ese caso, la aceptación del cohecho por parte de Nieves sólo constituiría una demostración irrefutable de la ínfima calaña de la gentuza que utilizan los “socialistas del Siglo XXI” en su turbio trabajo represivo.
En definitiva, en vista del asilo pedido por el tramposo acusador de López, surge ante las autoridades estadounidenses el dilema: ¿Concederlo o no? Defensores de los derechos humanos, exiliados venezolanos y otras personas emiten uno u otro parecer. Según el reportaje ya citado, parece predominar una opinión: Nieves no es un perseguido político, sino un represor; por consiguiente, parece probable que se deniegue su petición. ¿Es correcto este enfoque?
Por supuesto que la petición de asilo formulada por alguien que ha acosado —y de forma tramposa, según su propio dicho— a un semejante por el solo hecho de enfrentarse de manera pacífica a un gobierno autoritario y corrupto, no despierta simpatías. Esto, como cuestión de principios. En ese contexto, cuenta con toda mi solidaridad el licenciado Guillermo (Coco) Fariñas cuando condena la presencia, en suelo norteamericano, de un antiguo torturador que se destacó por sus abusos contra los presos villaclareños.
Pero, a mi modo de ver, en el caso de Nieves concurre una circunstancia diferente que amerita una matización de ese enfoque: el ex Fiscal chavista no se ha limitado a huir del escenario de sus ilegalidades. Él también ha difundido los atropellos perpetrados contra distintos compatriotas suyos, y en particular contra el destacado líder opositor encarcelado desde hace más de un año por sus ideas.
Lo ha hecho —además— en un momento oportunísimo. Por una parte, cuando aún se tramita el recurso presentado por el valiente defensor de López contra la feroz sentencia de un decenio y medio de prisión dictada por una jueza parcializada. Como es lógico, esto significa que las revelaciones hechas por el Fiscal actuante en el caso tendrán que ser valoradas en la apelación.
Por otra parte, la denuncia de Franklin Nieves tiene lugar cuando falta un mes para que se celebren en el país sudamericano las elecciones parlamentarias del próximo diciembre. Es bien sabido que esos comicios y sus resultados serán cruciales para el futuro de Venezuela, ya sea para remachar el dominio chavista sobre el Estado, ya sea para —según indican todas las encuestas— dar inicio al proceso de cambio que permita a ese pueblo hermano salir del hoyo en que lo ha sumido el “socialismo del Siglo XXI”.
Ésas son circunstancias que deberían ser tomadas en cuenta a la hora de determinar el futuro del ex Fiscal. También la forma en que la decisión que se adopte en su caso pueda incidir en la conducta de otros potenciales “desencantados” del chavismo. Es hora de sopesar, no de repudiar de manera festinada.