LA HABANA, Cuba.- Raúl Castro ha resultado un hábil negociador para revertir el aislamiento internacional y procurar resolver la difícil situación económica de Cuba. El general recibió a Shinzo Abe y Li Keqiang, primeros ministros de Japón y China, respectivamente, días después de entrevistarse con un alto dirigente de Corea del Norte en la Cumbre del MNOAL en Venezuela, y progresa en las relaciones con Corea del Sur.
Shinzo Abe realizó la primera visita oficial de ese nivel a Cuba los días 22 y 23 de septiembre. Corea del Norte parece el motivo fundamental, aunque no mencionado, más allá de las buenas relaciones bilaterales en la época de la renovación de dirigentes cubanos, las posibilidades a las empresas propiciadas por la política de Obama y un futuro levantamiento del embargo económico de Estados Unidos.
Probablemente los estrechos nexos entre La Habana y Pyongyang hayan conferido a Raúl Castro el papel de interlocutor con Kim Jong Un ante su desenfrenada carrera armamentista, que amenaza a Japón, Corea del Sur y el amigo Vietnam, así como incrementa el peligro de conflagración en el sudeste asiático, involucrando a Estados Unidos, Rusia, China y a todo el mundo. La quinta detonación nuclear causante de un terremoto a comienzos de septiembre, cuando ya existían resoluciones con sanciones del Consejo de Seguridad de ONU, sugiere la disminución de la capacidad apaciguadora de Beijing con el joven heredero norcoreano.
En la atención al premier Abe participaron Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente cubano, y Salvador Valdez Mesa, vicepresidente, quienes en el último año han viajado a Corea del Norte con mensajes de Raúl Castro para Kim Jong-un, que les concedió audiencia. El 18 de septiembre el general se reunió con Kim Yong-nam, presidente de la Asamblea Popular Suprema y miembro del Comité Permanente del Buro Político del Partido del Trabajo de Corea en Venezuela; y en mayo había recibido a Kim Yong-chol, miembro del Buró Político del Partido del Trabajo de Corea (PTC), un general de alto rango militar muy próximo a Kim Jong-un.
Las preocupaciones sobre la ayuda del gobierno cubano para burlar las sanciones internacionales se reforzaron desde que un barco norcoreano, con material bélico escondido bajo azúcar, fue detenido en el canal de Panamá procedente de Cuba en 2014.
Raúl Castro y Shinzo Abe presenciaron la firma del acuerdo de donación de equipos médicos para la digitalización de imágenes en el diagnóstico médico, el examen patológico y el tratamiento mínimamente invasivo del cáncer, así como un acuerdo para el intercambio de estudiantes y profesores. También se decidió abrir una oficina permanente de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JIC). El reciente turismo nipón alcanzó 10 000 visitantes en 2015 y se aspira duplicarlo en 2016.
Previo a la llegada del premier Abe se suscribió el acuerdo que regulariza la situación de los adeudos, la reestructuración de la deuda a mediano y largo plazo y las condiciones de pago, que abre las posibilidades de financiación a inversiones japonesas, impedidas por el impago desde 1986.
Japón ha mantenido la colaboración financiera para programas medioambientales y de producción agrícola, el envío de técnicos y la concesión de becas, y ha suministrado asistencia alimentaria en ocasión de desastres naturales.
China es el segundo socio comercial de Cuba, después de Venezuela. En 2015, tenían representación en la isla 38 empresas chinas en ramas tales como petróleo, fertilizantes, productos químicos, equipos médicos, industria textil, agrícola, electrónica y automovilística, además del turismo.
Li Keqiang, primer ministro de China, arribó a Cuba el 24 de septiembre. Las conversaciones con Raúl Castro y la asistencia de ambos a la firma de 30 acuerdos se realizaron el primer día, pues la tarde siguiente el general partió hacia Cartagena de Indias, Colombia, para participar en la ceremonia de firma del Acuerdo Final de Paz. El 25, Li visitó a Fidel Castro y en la noche presenció la gala cultural “China y Cuba con manos unidas”, acompañado por José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Partido Comunista y vicepresidente del Estado y el Gobierno. El primer vicepresidente Díaz-Canel asumió la función de anfitrión en ausencia del presidente.
Los documentos suscritos abarcaron condonación de adeudos, equipamiento agrícola, transporte público, cooperación científico-técnica, protección frente al cambio climático, sector informático, proyecto de mapeo cerebral entre el gobierno de la ciudad de Chengdu y la empresa cubana Biocubafarma, otorgamiento de facilidades financieras para ejecutar un parque eólico y la creación de una planta bioeléctrica adscrita al central azucarero Ciro Redondo.
Incluyó asimismo el otorgamiento de una línea de crédito concesional para la modernización de la prensa y otros materiales gráficos, donativos para adquirir equipos de modernización tecnológica de la Aduana y materias primas para producir paneles solares, seguro bancario, y la realización de una propuesta conjunta de un Plan de Desarrollo Industrial a mediano y largo plazo.
Resultó significativa la reaparición pública del vicepresidente Marino Murillo en las conversaciones oficiales, anunciado después de Raúl Castro y Díaz-Canel y antes que el vicepresidente Ricardo Cabrizas, su sustituto como ministro de Economía y Planificación. Entonces hubo especulaciones de que la remoción de Murillo se debía a su información sobre las dificultades económicas durante la reunión de la Asamblea Nacional en julio. Sin embargo, debió considerarse que Raúl Castro anunció los problemas, y que Murillo había retornado al ministerio para sustituir a Adel Yzquierdo, quien pasó a ministro de Transporte, de manera que con el nuevo enroque volvió a concentrarse en su función original de la llamada Actualización del Modelo Económico.
Cabrisas se ocupa principalmente de las negociaciones financieras (deuda, nuevos créditos, etc.), por su experiencia y relaciones, y como nivel garante de los compromisos contraídos por el gobierno cuando existe crisis de liquidez —en 2017 habrá grandes tensiones económicas—. Parece que Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, continuará teniendo un importante papel en el equipo de confianza de Raúl Castro, junto al general López-Callejas y Alejandro Castro Espín.