LA HABANA, Cuba.- Fundada en 1728 por frailes dominicos, la Universidad de La Habana fue democrática durante 231 años. Por qué no dejó de serlo cuando reabrió sus puertas el 11 de mayo de 1959, tras el triunfo revolucionario de Fidel Castro, es una historia aún por conocerse.
La prensa nacional, al servicio de la propaganda dictatorial durante más de medio siglo, jamás ha tocado el tema sobre por qué en 1959, en pleno auge de transformaciones, ésta demoró largos meses en apoderarse realmente de esa institución educativa y cultural.
Es conocido que Fidel Castro, a los tres días de salir de prisión, el 20 de mayo de 1955, visitó la Universidad de La Habana, donde ofreció un mitin en el que se hizo revolucionario.
Sin embargo, el 8 de enero de 1959, ya en La Habana y escoltado por su caravana de barbudos armados hasta los dientes, en vez de visitar la Universidad, a los quince días marchó a Venezuela.
De regreso a Cuba, ofreció mítines en el Palacio Presidencial, en el local de los trabajadores de la CTC —nunca en la Universidad— y a los pocos días tomó otro avión hacia Estados Unidos, donde visitó la Universidad de Columbia, en el Alto Manhattan de Nueva York.
Mientras tanto, ¿qué ocurría en las aulas de la universidad habanera? ¿Es que el estudiantado no apoyaba al gobierno de facto de Fidel Castro, porque nada hablaba de elecciones generales y, encima de eso, el 7 de febrero de ese mismo año, fue derogada la Constitución del 40, por la que había luchado la Universidad?
¿Qué decían los periódicos democráticos universitarios de aquellos meses, Manicato y Trinchera, que nunca más aparecieron? ¿En qué periódico castrista se conmemora la fecha del 5 de febrero de 1960, cuando decenas de miembros de la FEU fueron encarcelados por marchar pacíficamente hasta la estatua de José Martí, en el Parque Central de La Habana, como desagravio por la corona de flores en forma de hoz y martillo, símbolo del comunismo, depositada por Anastas Mikoyan?
Si ese hecho hoy se conoce es porque Juan Manuel Salvat, uno de aquellos estudiantes, lo ha narrado desde su exilio en Miami, así como Alberto Müller, Ernesto Fernández Travieso y muchos otros. Víctimas fueron de aquellos meses nuestro muy recordado Pedro Luís Boitel, líder católico estudiantil, muerto en prisión luego de una huelga de hambre, así como los miembros del Directorio Estudiantil Revolucionario, Virgilio Campenía Angel y Alberto Tapia Ruano, de 23 y 22 años respectivamente, fusilados en La Cabaña el 18 de abril de 1961.
Aun así, no se sabe todo sobre las luchas internas que sucedieron a puertas cerradas en la Universidad de La Habana, cuando Fidel Castro anunció en un discurso del 2 de abril de 1959 que se posponían las elecciones generales bajo el pretexto de eliminar el desempleo y el analfabetismo y exclamar meses más tarde, en un discurso del 1ro de mayo de 1960, la famosa frase de: “¿Elecciones para qué?”
La Revolución de Fidel Castro ya se estaba congelando en una “sangrienta dictadura”, como llamó el intelectual Octavio Paz a las dichosos procesos. Para finales de ese año, las ejecuciones habían alcanzado la cifra de 1 330 fusilados y en las cárceles había diez mil presos políticos.
Poco a poco la Universidad de La Habana dejó de ser democrática. Profesores y estudiantes inconformes comenzaron a marchar al exilio. El 16 de julio de 1960 se abolió el Consejo Universitario y por último se impuso una Junta Superior, controlada por el Fidel Castro.