LA HABANA, Cuba – Las dos ceremonias de izamiento de la bandera de Estados Unidos en La Habana por la reapertura de la embajada en la sede diplomática y la residencia del embajador, respectivamente, se sitúan entre los acontecimientos más importantes en la historia de Cuba. El símbolo del retorno revistió características totalmente distintas a su izaje el 1 de enero de 1899 en el Palacio de los Capitanes Generales, cuando el colonialismo de España asentado desde 1492 entregó la gobernación al General Brooke, y comenzaron los preparativos para la instauración de la República de Cuba el 20 de mayo de 1902.
El demasiado largo período de confrontación entre el 1 de enero de 1959 y el 17 de diciembre de 2014, quedó atrás con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015. La renovada presencia trajo el optimismo y la buena voluntad de aquellos que se han propuesto acompañar al pueblo cubano, ansioso de una atmósfera sosegada y asistencia para la reconstrucción multifacética e inclusiva de la nación. Retos y peligros en el camino escabroso y prolongado recién emprendido existen, quienes han comenzado el trayecto lo saben. Pero es el momento óptimo y no debe dejarse pasar las oportunidades únicas existentes en Cuba, con la responsabilidad indispensable y la mente abierta de todos, tanto en Cuba como en Estados Unidos, compromiso reforzado por el acompañamiento del Papa Francisco.
Tan histórica como el restablecimiento de las relaciones y la reapertura de las embajadas en La Habana y Washington DC que concentraron la máxima atención, fue la presencia en Cuba de quienes no pisaban su suelo desde muchos decenios atrás, salidos en temprana edad, y de los hijos y nietos nacidos en el exilio. Confraternizaron en las sedes, prestigiosas e influyentes personalidades cubanoamericanas que hasta muy recientemente impulsaron las políticas contraproducentes de Estados Unidos durante los últimos 54 años, y otras que han impulsado los cambios. Todos entre cubanos “de la isla”, integrantes de los diversos sectores nacionales. Según ha trascendido, Washington presentó al gobierno cubano una lista de invitados, a los cuales se confirió visas por unos 3 días. En ese breve tiempo, pudieron apreciar los difíciles avatares, escuchar y hablar con la población, viajar en taxis “almendrones”, andar las ahuecadas calles, sufrir el deterioro urbanístico, apreciar el empuje novedoso de cuentapropistas, artistas y músicos, degustar la cocina de los paladares, fumar puros habanos y beber ron aderezados por la brisa marina llegada desde el Malecón, como es realmente la Cuba de hoy.
John Kerry fue agasajado por los cubanos en su recorrido por las calles de La Habana, en el ambiente singular de la primera visita de un Secretario de Estado norteamericano desde 1945. El representante de Barack Obama trajo la impronta de Estados Unidos, con un mensaje de amistad y colaboración dirigido principalmente al pueblo, sin olvidar el pasado y con un discurso claro sobre los principios democráticos defendidos por su país desde el nacimiento en 1776. Al respecto señaló que “estamos convencidos de que el pueblo cubano sería servido mejor con una democracia genuina, para poder expresar sus ideas, escoger a sus líderes, practicar su credo, donde el compromiso hacia la justicia social y económica se realiza más plenamente con instituciones que deben dar respuesta a los que sirven, y que la sociedad civil independiente pueda florecer”. Destacó que “el futuro de Cuba debe ser moldeado por los cubanos, la responsabilidad por la naturaleza y calidad del gobierno y la rendición de cuentas está como debería ser, no con una entidad extranjera externa, pero exclusivamente con los ciudadanos de este país”. Reiteró que “el establecimiento de relaciones diplomáticas normales no es un favor que hace un gobierno a otro, es algo que dos países hacen juntos cuando los ciudadanos de ambos países se beneficien, en este caso la reapertura de embajadas es importante bajo dos niveles: de persona a persona, y de gobierno a gobierno”.
El Secretario de Estado John Kerry sostuvo una provechosa reunión con los integrantes de la sociedad civil independiente Marta Beatriz Roque Cabello, Elsa Morejón, Miriam Leiva, Yoani Sánchez, Dagoberto Valdés, Manuel Cuesta Morua, Oscar Elias Biscet, José Daniel Ferrer, Héctor Maseda y Reynaldo Escobar, invitados al izaje de la bandera y la muy concurrida recepción en la residencia del embajador, en horas de la tarde. El encuentro demostró la atención del presidente Barack Obama a los criterios y la ejecutoria de los integrantes de la sociedad civil independiente, la cual fue agradecida por los participantes, asi como brindó la oportunidad para sostener un intercambio en un ambiente abierto y respetuoso.
Congresistas y senadores de los partidos Demócrata y Republicano, y norteamericanos junto a cubanoamericanos de todos los sectores sociales habían procurado los cambios respecto a Cuba desde hacía mucho tiempo. Los efectos positivos de la política proactiva de la Administración Obama, iniciada en 2009, podrán avanzar más expeditamente con las medidas del 17 de diciembre de 2014. Muchos cubanos estamos teniendo la oportunidad de empezar a constatar resultados de nuestros esfuerzos, realizados durante tantos años. No es un paseo de vinos y rosas lidiar con un gobierno totalitario, pero es el momento óptimo, de esos que no se repiten, y por tanto no puede dejarse pasar. Las circunstancias aconsejan tener la mente abierta y serena, aquí y ahora.