LA HABANA, Cuba. — La asonada militar del 4 de septiembre de 1933 ha sido muy mal versionada en la historia oficial. Fue el sargento Pablo Rodríguez, y no Fulgencio Batista, el promotor del levantamiento militar. Si Pablo Rodríguez y los sargentos José Eleuterio Pedraza y Miguel López Migoya que lo secundaban y contaban con el apoyo de los soldados de Columbia, unieron a Batista a su grupo fue porque tenía un carro y era taquígrafo.
Una muy interesante entrevista a Pablo Rodríguez sobre los hechos del 4 de septiembre de 1933 apareció en abril de 1970 en la revista Pensamiento Crítico. En dicha publicación, Pablo Rodríguez explicaba que junto a otros cuatro militares que conspiraban desde el 12 de agosto, había formado “una especie de célula comunista”, pues tenía simpatías con las ideas del comunismo. Además, era amigo de Blas Roca, Juan Marinello y Salvador García Agüero. Con anterioridad también mantuvo relaciones con Julio Antonio Mella.
Explicaba Rodríguez que Batista y Pedraza se hicieron abecedarios y que él se fue del ABC cuando aceptó la mediación de Sumner Welles. Según Rodríguez, los complotados buscaban “ estabilidad en la República, tranquilidad, un gobierno revolucionario de verdad, de hombres responsables…”.
Rememoraba el sargento que al encontrarse con Batista y preguntarle qué hacer ante la falta de gobierno, este le contestó: “Hay que reunirse con el Directorio Estudiantil pues ellos tienen un programa de gobierno colegiado con cinco presidentes”.
Rodríguez refería que había aceptado al Directorio Estudiantil, con el que ya había sostenido una reunión en La Víbora, “porque era lo más revolucionario que había, lo más de izquierda, lo más sano también, porque eran muchachos jóvenes todos y no habían tomado parte en la mediación”.
Sergio Carbó, uno de los pentarcas, nombró a Batista coronel y jefe del Ejército y no a Pablo Rodríguez. Ramón Grau San Martín participó en una reunión posterior con miembros del Directorio Estudiantil en casa de Carbó con la idea de relevar a Batista y arrestarlo por sus contactos con el embajador norteamericano Caffery, lo que consideraban una “traición a la Revolución”. Pero Batista logró convencer a Grau de su arrepentimiento y fue perdonado.
Pablo Rodríguez negó que Antonio Guiteras estuviese en esa reunión y que hubiese querido fusilar a Batista, como afirman algunos historiadores oficialistas: solamente se habló de sustituirlo como jefe del Ejército.
Si en 1933 se hubiera impuesto la línea del sargento Pablo Rodríguez, simpatizante del comunismo, y de otros militantes de la izquierda radical que lo secundaban, hoy Cuba llevaría 88 años bajo un régimen comunista.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.