LA HABANA, Cuba. – Cuatro años después de haberse conocido aquellos “abarcadores y complejos documentos” aprobados para sostener al partido único y al socialismo, titulados “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista”, “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y de la Revolución para el período 2016-2021” y “Bases del Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el año 2030”, la economía del país se desmerengó aún más, principalmente en renglones como la producción de alimentos, la energía eléctrica y las inversiones extranjeras.
Así que ¿por qué dudar de que el pueblo está cansado de tantos fracasos, de discursos huecos que no alientan a nadie, de promesas incumplidas y, en general, de una dictadura que solo puede apelar al panfleto político y a la demagogia?
Las personas que salieron a las calles en más de 60 pueblos y ciudades de Cuba los días 11 y 12 de julio pasado no fueron alentados por el odio, mucho menos por Joe Biden o por los cubanoamericanos, sino por la necesidad de obtener pan y libertad.
No tenían que ser investigados ni procesados en los tribunales, como se ha hecho, ni multados o condenados porque no cometieron delito alguno. La mayoría de ellos, según reconoció el propio Ministerio del Interior (MININT) en una nota publicada en el diario oficialista Juventud Rebelde, eran jóvenes de entre 25 y 37 años.
Ellos tenían todo el derecho a protestar: ninguno tiene que limitarse. El régimen difama, como siempre, cuando los llama “enlaces” del gobierno de EE. UU. y “títeres para la subversión en Cuba”.
El gobernante Miguel Díaz-Canel dice estar convencido de que “la calle es de los revolucionarios”. Al menos con respecto al 11J no se equivoca. El 11 y 12 de julio la calle fue de los revolucionarios, y no de los bufones que alaban a sus reyes para tener buena vida, alejados de la miseria del pueblo.
¿De eso se percató Díaz-Canel cuando sacó a sus títeres a la calle y los llevó al Parque Trillo, custodiados por los agentes del MININT en ropa de civil?
Ahora el dictador se prepara para evitar que resurjan las manifestaciones. ¿Pero cómo podrá resolver problemas de tantos años: el sistema eléctrico siempre con sus roturas, la escasez de viviendas, de agua y de gas, la ausencia total de una buena calidad de vida y la falta de comida?
Claro que el 11J hubo un estallido social en Cuba, el mismo que seguirá habiéndolo mañana o pasado. Que no le quepan dudas a los gobernantes. Las insatisfacciones crecerán y el miedo alimentado por la represión desaparecerá. Cualquier cubano con memoria lo sabe: los que tienen la razón son los que triunfan.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.