LA HABANA, Cuba. – “Me han engañado todo el tiempo; estoy enferma de los nervios por toda esta situación pero a ellos [las autoridades] no les importa, no hacen nada”, lamenta la cubana Siana Delgado de la Tejera, quien afronta una crítica situación de vivienda.
La entrevistada y sus cinco hijos residen en una ciudadela en la calle Delicias, entre Luz y Altarriba, en el municipio Diez de Octubre. En entrevista con CubaNet denunció los problemas constructivos que presenta su casa, así como la situación de las redes de aguas albañales.
“El baño está tupido y nos tenemos que bañar sobre unos ladrillos. La cocina me la destupieron más o menos, pero las aguas albañales estaban sobre los platos, las cazuelas, arriba de todo”, detalló Delgado de la Tejera.
La mujer también aseguró que ha acudido a diferentes instituciones estatales donde, según relata, la han tratado de forma “burocrática”.
“He ido al Gobierno Provincial, al Consejo de Estado y no salgo del gobierno de aquí [Gobierno Municipal de Diez de Octubre] para hablar con el intendente”, precisó.
Hasta ahora, las autoridades solo le han ofrecido un subsidio para el arreglo de su hogar. “Cada vez que voy es un cuento, que si no ha ido el arquitecto, que si no ha ido Planificación Física…”, denunció.
Además, la entrevistada argumentó que siente temor por la vida de sus hijas porque cuando llueve caen pedazos de tablas podridas del techo.
“Cuando mis niñas duermen ahí ―dice mientras señala una esquina de la sala― los pedazos de tablas podridas les caen en la cabeza”, lamentó.
Asimismo, Delgado de la Tejera señaló que, a pesar de que cuenta con una orden de apuntalamiento para su cuarto, las autoridades tampoco han realizado el trabajo. “Esto está en peligro de derrumbe y no hacen nada”, recalcó.
Por otro lado, la mujer agregó que se ha introducido de forma ilegal en dos locales estatales vacíos, pero las autoridades la han desalojado sin tener en cuenta su delicada situación de vivienda.
“Me botaron mis edredones y mis sábanas para la calle. Ya lo que tienen conmigo es una burla. Llevo 41 años viviendo en esta ciudadela que se está cayendo”, lamentó.
“Estoy desesperada, ya no puedo más. He tenido ideas hasta de matarme”, terminó.