A HABANA, Cuba, 13 de julio (Pablo Méndez, 173.203.82.38) -Un elevado por ciento de piscinas populares está fuera de servicio, a causa del deterioro de sus estructuras y, ante la imposibilidad de repararles, muchas han sido cubiertas de tierra para evitar el estancamiento de aguas pluvias y la proliferación de vectores.
Rafael, un vecino del complejo de viviendas del municipio capitalino Habana del Éste, me relató que en 1988 el entonces presidente, Fidel Castro, inauguró la piscina gigante de Alarmar, cuya superficie de 5000 metros cuadrados, utilizaba agua de mar reciclada mediante filtros y bombas eólicas.
Aquel centro de recreación se convirtió en la principal atracción para la juventud de la zona, y fue frecuentado por miles de vecinos del reparto, hasta que el periodo especial marcó la decadencia de la instalación por falta de recursos, y a pesar, de que un empresario chileno domiciliado en las proximidades, propuso al Poder Popular financiar los gastos de mantenimiento a cambio de un 50% de las ganancias, dicha oferta fue rechazada.
Rafael relata que la “Tormenta del siglo” de 1993 ocasionó serios daños a la instalación, que hoy está arruinada irreversiblemente por el saqueo. Más adelante y hasta el año 2001, su área fue utilizada como pista de baile. Rafael recuerda con nostalgia ser uno de los muchachos que limpiaba la alberca, junto a Jorge Luis, su administrador, quien remontó el estrecho de la Florida durante el éxodo de 1994.
El muro perimetral ya no existe, la estructura del edificio socio-administrativo está casi derrumbada, la fetidez de los desagües albañales inunda la atmósfera. A falta de piscinas un sinnúmero de jóvenes residentes en el reparto se bañan y solean a la orilla de la costa, desafiando el peligro de contraer enfermedades.