Un performance de Otero Alcántara por la libertad de Cuba

LA HABANA, Cuba.- Luis Manuel Otero Alcántara responde a represión con un performance. El artista se sentará en el garrote y esperará a que la Seguridad del Estado irrumpa en su casa y decida partirle el cuello. El performance durará cinco días y la puerta permanecerá abierta 8 horas diarias.
El garrote vil de Otero Alcántara no lleva soga, está construido con un aro metálico y se ajusta con un tornillo detrás de la madera rústica con que el artista ha representado el acoso, la represión, el encarcelamiento y las torturas que sufren activistas, periodistas, artistas y presos políticos como Luis Robles y Denis Solís, a quienes dedica especialmente su acción, que resume tres caminos en los que ha incursionado como artista outsider: la escultura, el performance y la protesta política.
Aunque el garrote vil se prohibió finalmente en 1978, se consideraba “compasivo” porque permitía al reo morir sentado y así evitar el pataleo final del ahorcamiento. Fue un método usado por el franquismo y hoy en Damas 955 Otero Alcántara lo retoma para materializar la opresión de un régimen totalitario que ha tomado, a las puertas de un congreso unipartidista, algunas medidas que beneficiarán en apariencia a la población que se desgasta en colas tratando de sobrevivir.
El performance llega en un momento pico de represión y de ideologización de la cotidianidad cubana como único método de control y castigo, porque la realidad los desborda aun cuando el Partido aparece en la Constitución por encima de toda ley. Otero Alcántara brinda una acción simbólica por la libertad de Cuba.
Lo trágico del performance contrasta con la personalidad siempre alegre del artista, que pide que lo “ejecuten públicamente”.
Y agrega en sus redes: “esta obra es el resultado de una serie de videos donde denunciamos la manera arbitraria en que son acusados los activistas y opositores en Cuba”, y a la vez que cuestiona la posible condena de seis años que pesa sobre Luis Robles, se pregunta cuánto caería sobre alguien que pueda tener “millones de seguidores”.
La policía empieza a pasearse de un lado a otro de la calle. Ya no tiene conexión ni el artista ni la amiga, otra artista, Afrikreina, que lo acompaña. La policía no sabe de la “locura” que puede ser el arte. Vestido de blanco, con un pullover de la Campaña “Exprésate”, Luis Manuel espera ser ejecutado, aunque la pregunta sigue siendo cuán dispuestos están los represores a darle una vuelta al tornillo que ajusta el garrote al cuello del artista y matarlo con la sesión plenaria del 8vo Congreso del PCC como telón de fondo.
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