LA HABANA, Cuba.- El pasado 1 de marzo, en una de las aceras de la calle Dragones, muy cerca de la emblemática muralla del Barrio Chino, volví a ver al hombre con sus piernas inflamadas que había visto antes. Tiene una linfangitis profunda que lacera sus pies descalzos.
No está loco, está enfermo. “Me llamo Jorge Luis Escobar, tengo 52 años, soy natural de Viñales, Pinar del Río, mira como me encuentro, nadie me ayuda”, dijo a este reportero.
Le tomé varias fotografías, pues lo he visto varias semana atrás. Después lo recordé sentado en los bajos del Capitolio, cuando el edificio no había entrado en reparación.
Ha pasado tiempo, pero al ver el estado de salud de Jorge Luis, quedé consternado, porque como yo, por su lado pasan cientos de personas y al parecer ninguna hace nada por este hombre callejero, abandonado y tocado por la miseria con todas sus fuerzas.
¿A caso los inspectores sociales, el personal de salud y los funcionarios públicos se están haciendo los de la vista gorda?