LA HABANA, Cuba, 15 de mayo (Frank Correa, 173.203.82.38) – Los clientes del taller de reparación de calzado situado en avenida 51 y calle 98, en Marianao, quedaron asombrados cuando comprobaron que en esa unidad de la Empresa Municipal de Servicios había todo lo necesario para trabajar y atender a la población como era debido.
Desde la cola, que marchaba más rápido que en otras de esas dependencias estatales, los parroquianos pudieron constatar el lunes pasado que en el taller existía pegamento, hilo, no faltaba ningún empleado, el lugar estaba limpio, la recepcionista atendía con educación y diligencia, las reparaciones se hacían al momento, en el Libro de Quejas y Sugerencias estaba vacío desde hacía dos meses y en la caja tenían cambio para devolver. Incluso, en el servicio adicional de ortopedia que prestan, tenían plantillas y soportes de todos los tipos y medidas.
Los clientes especulaban que tal calidad y prontitud se debían, seguramente, a que el taller estaba esperando una inspección, o que el administrador era nuevo.
Pero la recepcionista, una señora de unos 50 años que dijo llamarse Carmina, confesó que todos los trabajadores del taller “eran cristianos, y se estaban tomando muy en serio la labor de servir al prójimo”.