SANTIAGO DE CUBA.- El jueves 21 de agosto, en reunión efectuada por el Coordinador Provincial de la Línea de Personas que Viven con Sida (PVS) en el Policlínico “28 de Septiembre”, de Santiago de Cuba, el coordinador Yoire Ferrer Savigne comentó que solo hasta el mes de diciembre las personas que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) recibirán la dieta alimenticia, que comprendía dos litros de aceite y dos latas de salchichas.
Además, explicó Ferrer Savigne que estas decisiones no eran tomadas dentro del país, sino que Cuba no clasifica en la dieta destinada por el Programa ONU-Sida, y que ellos trataron de que se extendiera hasta el año 2015, pero los directivos de este proyecto se negaron. Añadieron que solamente serán beneficiadas aquellas personas que se encuentren en la fase crítica de su enfermedad, y bajo la rigurosa supervisión de los especialistas provinciales.
Pacientes que se encontraban en la reunión se quejaron de la difícil situación que tienen con la alimentación, porque la pequeña dieta que venden por la libreta de racionamiento -un kilogramo de leche en polvo, una libra y media de carne de res, 15 huevos y seis libras de pescado- no alcanzan para un mes, unido a los altos precios de todo tipo de productos.
Y a esto se suman la carencia de medicamentos antirretrovirales y vitaminas, así como las malas condiciones higiénicas en la sala 5D para personas con la enfermedad, del Hospital Clínico “Juan Bruno Zayas”.
Yamilka Ramírez, mujer que vive con la enfermedad, comentó que “si el Programa había decidido eliminar esta dieta, sus razones tendrá, pero el gobierno tampoco ofrece solución”.
Yunier López, joven recién diagnosticado con la enfermedad comentó:
“No es justo que nosotros paguemos porque se incremente el número de personas enfermas en la provincia, ninguno de los que estamos aquí compramos la enfermedad y esta dieta era un desahogo para las personas seropositivas. Quitarla ahora agudiza la hambruna que sufre la población con VIH en la provincia”.
La situación se torna cada vez más difícil porque la población seropositiva sigue creciendo por factores como la prostitución, promiscuidad, carencias de preservativos y baja percepción del riesgo de contraer el virus.