SANTIAGO DE CUBA, Cuba, 20 de septiembre (Aleaga Pesant, PD/ 173.203.82.38) -A las 8 y treinta de la noche del sábado 17, la sala café- teatro Macuba, en la populosa calle Enramada, se encontraba llena de jóvenes universitarios que esperaban la presentación del estreno de Sucumbir por el placer de sucumbir. Una obra revelada en Santiago de Cuba, sobre la base de inter textos de Christine Matos.
El texto que se presenta durante el mes de setiembre, es fruto de un proyecto cubano francés entre Calibán Teatro y KA-TEATRE.
El monólogo, como en Memento aquel imprescindible filme del año 2000, comienza a construir la historia por el final, exponiendo los resultados de las decisiones y propuestas que la vida nos presenta a través de la problemática de género.
Una mujer sale de la tumba para reconstruirnos su vida, en cuatro periodos. La senectud, con la idealización de su historia. La madurez, con la reflexión pausada de sus días, sus tormentos y sus carencias. La juventud con las pasiones y utopías. Y la niñez, esa encantadora época en que se crean puntos de inflexión de nuestras vidas.
El unipersonal es actuado por Delia Leyva Aranda. Actriz santiaguera que comenzó en el movimiento de aficionados hace nueve años y ha crecido en el quehacer actoral, para presentarnos hoy un trabajo acabado y sin lugar a dudas exigente. Delia estudia en segundo año de la carrera de actuación en la filial que el Instituto Superior de Arte tiene en Santiago de Cuba y se siente muy interesada en tratar los temas femeninos en sus obras.
Aunque la obra tiene una visión universal, la adaptación al público cubano logra sortearlo con referencias, costumbres y escenas típicamente cubanas.
La direccón estuvo en manos de Maikel Eduardo quien se apoyo para la dirección artística en Christine Matos. Mientras la misma Dalia hacia la producción del espectáculo, que ha servido para celebrar los veinticinco años que está cumpliendo Calibán Teatro.
El ambiente interior del café teatro, logrado en Macuba, con sus diseños de paredes y la misma concepción del salón con taburetes y mesas, donde el público y comensal a la vez, disfruta de ambas ofertas es original para la isla y crea un precedente difícil de imitar.