MIAMI, Estados Unidos. – Durante el mes de junio, en Cuba ocurrieron 249 protestas públicas, pese a las medidas represivas del régimen de La Habana, que incluyen arrestos domiciliarios y encarcelamientos de activistas, y a las restricciones para contener la pandemia de COVID-19, informó el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) este jueves.
La cifra de protestas reportadas a lo largo de junio significan un crecimiento del 8% en relación a la cantidad de manifestaciones públicas de descontento contabilizadas en mayo (231), indicó la organización no gubernamental.
“El ‘conflictómetro’ de junio ―evaluación mensual de la entidad― precisa que del total de estas manifestaciones de inconformidad 116 (47%) estuvieron relacionadas con derechos políticos y civiles, y las restantes 133 (53%) estuvieron vinculadas a la exigencia de derechos económicos, sociales y culturales. De este modo, las últimas superan por primera vez a las que tuvieron motivaciones políticas y civiles”, explica el OCC en una nota de prensa.
Según el reporte, este comportamiento de las protestas en la Isla “refleja el impacto del agravamiento de la situación socioeconómica y de salud del país”.
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Asimismo, el OCC destaca que las protestas mensuales se han quintuplicado en los últimos 10 meses, período en el que se reportan, en total, 1 525 manifestaciones públicas de inconformidad en toda la Isla.
“Un rasgo distintivo del comportamiento de estas actividades contestatarias en el mes que recién concluyó (junio) fue que por primera vez se extendieron por toda la Isla las (protestas o manifestaciones) motivadas por el colapso del sistema de salud (46)”, a la par del agravamiento de la pandemia de COVID-19 en todo el país, precisa el reporte.
“Las protestas contra el estado de los hospitales, los centros de confinamiento obligatorio y la ausencia total de fármacos básicos ―desde aspirinas hasta antibióticos― ponen fin al mito de los servicios de salud cubanos. La desigualdad es brutal en esta área. Los hospitales especiales de la cúpula militar y política no carecen de nada ―ni siquiera de vacunas extranjeras contra la COVID― mientras la población acude a centros insalubres donde hay ratas y cucarachas, pero no medicamentos”, lamenta el OCC.
Asimismo, condena que los cubanos hayan sido usados como “conejillos de indias para ensayar candidatos vacunales que no han sido validados (ni) siquiera dentro de la Isla”.
El informe también precisa que, en paralelo a las protestas organizadas, han aumentado las protestas individuales de diferentes sectores de la sociedad.
“En el período se pronunciaron entre otros en las redes sociales Fernando Gálvez, sacerdote de Camagüey; el doctor Alexander Pupo, de Holguín, y la poeta Katherine Bisquet. Al mismo tiempo, ocurrieron estallidos espontáneos en las calles con las mujeres al frente, como las cubanas que bloquearon el tráfico en la Calzada del Cerro y en enfrentamientos de vecinos contra la violencia policial”.
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Por último, el OCC considera que “la cúpula militar cubana sigue sin entender nada”.
“La Cuba de 2021 no es la misma que ellos (los militares) sometieron en 1961. Siguen presos mentales de los manuales de la KGB y la Stasi. Buscan ‘organizaciones’ que penetrar, ‘cabecillas’ que liquidar, ‘ideologías’ que reprimir”, concluye el reporte.
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