LA HABANA, Cuba.- Desde la occidental provincia de Matanzas, cuenta el ciudadano Luis Cueto Echevarría que Gerardo Guerrero Rodríguez, de 53 años, fue hallado muerto el pasado 18 de mayo en su domicilio en Finca Siguapa, Vía Rápida, Cárdenas.
Cueto describe que Guerrero, natural de Las Tunas, trabajaba como barrendero en la Empresa de Servicios Comunales. Había migrado hacia Cárdenas hacía más de 20 años, y vivía solo en una casita rústica construida por él mismo. Desde hacía tiempo tenía problemas psiquiátricos, aunque era pacífico. Sin embargo, desde marzo empezó a empeorar y en los primeros días de abril, durante una crisis, le dio un machetazo a un vecino, apodado Rufo, el cual estuvo hospitalizado varios días a consecuencia de las lesiones.
Producto de esa agresión, y aunque el vecino no lo acusó, unos policías se lo llevaron detenido y lo tuvieron preso cuatro o cinco días, después de lo cual, a pesar de estar conscientes de su enfermedad, no siguieron el procedimiento indicado de hacerlo internar en una instalación psiquiátrica y lo soltaron para la calle.
Explica Cueto que ya antes de este lamentable incidente, en el mes de marzo, la jefa de Guerrero, la directora de Servicios Comunales, al notar que empeoraba lo había llevado al hospital psiquiátrico Antonio Guiteras Holmes, de Guanábana, en la cabecera provincial, pero no lo dejaron ingresado porque “no había cama”.
Después de la agresión una vecina también lo llevó al mencionado hospital, pero le dieron la misma respuesta. Por su parte, la delegada de su circunscripción, Maritza Cueto, llamaba frecuentemente a la instalación psiquiátrica con la esperanza de que lo ingresaran, pero allí siempre argumentaban lo mismo.
Luis Cueto asegura que la delegada acudió también al Partido Municipal, al Partido Provincial, al Gobierno Municipal, al departamento de Salud Mental de Salud Pública, y en ninguna de esas instancias obtuvo la ayuda esperada.
La situación aumentó la preocupación de los vecinos, ya que lo apreciaban, pues lo conocían desde hacía muchos años, y por el hecho de que su estado indicaba que era un peligro no solo para sí mismo, sino para toda la comunidad –un asentamiento improvisado y precario de los que en Cuba se conocen como “llega y pon”–.
El hombre fue hallado luego de que una vecina, al ver que Guerrero no había salido y la casa estaba cerrada (algo desacostumbrado en él), se asomó por la parte trasera y pudo constatar que se había ahorcado. Esta tragedia ha causado consternación y pesar entre los pobladores del lugar, pues Gerardo Guerrero Rodríguez era considerado una persona noble, buen vecino, así como un trabajador puntual y cumplidor. Luis Cueto enfatiza que la opinión general es que si hubiera recibido oportunamente la asistencia médica adecuada aún estaría vivo y con posibilidades de recuperarse, como había sucedido en otras ocasiones.
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