MADRID, España.- En las últimas horas salió a la luz una de las grabaciones originales de la penosamente célebre autoinculpación del poeta cubano Heberto Padilla. El material, de 85 minutos de duración, fue difundido en cuatro partes a través de YouTube por el escritor Jorge Ferrer.
Ferrer, que actualmente vive en Barcelona, no reveló la fuente a través de la cual obtuvo la grabación, oculta durante 50 años, pero comentó: “Los comparto, porque a ello me autorizan las manos que me los han hecho llegar. Y porque a ello me obliga la historia compartida, que es a la vez la mía y la de todos”.
El audiovisual recoge gran parte de las declaraciones de Padilla ante escritores de la UNEAC, dirigida entonces por Nicolás Guillén, el 27 de abril de 1971. Heberto Padilla, uno de los poetas cubanos más célebres a nivel internacional a principios de los 60, fue detenido en 1971 por sus opiniones críticas al régimen de Fidel Castro. Tras 36 días recluido en una cárcel de máxima seguridad y sometido a torturas psicológicas, fue forzado por la Seguridad del Estado a la famosa “mea culpa” pública, a cambio de su libertad. Este hecho constituyó uno de los pasajes más lamentables de coacción a la intelectualidad cubana en la Cuba después de 1959.
El encarcelamiento y la forzoso autoinculpación pública de Heberto Padilla llevaron a la ruptura de destacados intelectuales y artistas con el régimen de Fidel Castro.
Las grabaciones difundidas por Jorge Ferrer salen a la luz en medio de la polémica desatada por el documental El caso Padilla (2022), de Pavel Giroud, quien también tuvo acceso a una de las grabaciones de ese día, pero que la publicó fragmentada en su realización audiovisual.
Pavel Giroud ha defendido la no publicación total del material alegando acuerdos establecidos para la producción del documental.
Giroud ha encontrado apoyo en colegas como Ricardo Acosta, quien ha apuntado: “Con relación al documental de Pavel Giroud El Caso Padilla veo una falta total de empatía hacia la labor del cineasta, mucha gente proyectando, en su opinión sobre el documental, lo que ellos hubieran hecho, realizando una lectura pedante, prepotente, a veces con matices de rencor y desprecio, ideologizante…”
Sin embargo, otros como los escritores Carlos Manuel Álvarez u Orlando Luis Pardo Lazo se han mostrado más radicales.
“Me temo que cierta lasitud ética con un documento político de tal importancia, o con cualquier documento público en general, deriva inevitablemente en un resultado de limitada ambición estética”, dijo Álvarez.
Mientras que Pardo Lazo consideró: “Tras medio siglo a la espera de esta venganza ―a la postre autohumillante―, convencidos de que las cintas habían sido diluidas en ácido por alguna Leni Riefenstahl de Villa Marista, no hay derecho a mantener en secreto la filmación original. Al retenerla ―y esto incumbe a todos los que atesoran la cinta original―, huele a ego o deber cumplido de manera ejemplar”.