SANTIAGO DE CUBA, Cuba. – Desde hace varios meses la cadena de mercados MiniMax se esparce por varios puntos de la ciudad de Santiago de Cuba. Luces de color verde y diseños que logran distinguirse entre arcaicas fachadas llaman la atención de miles de transeúntes que diariamente recorren la urbe caribeña. Sin embargo, pocos conocen las historias que envuelven a estos centros comerciales que, con igual nombre, existieron en Cuba hasta 1959, cuando fueron desterradas por el régimen castrista al ser consideradas un símbolo del capitalismo.
En el poblado Fontanar, municipio de Boyeros, en La Habana, existió uno de estos mercados, que en la década del 50 del pasado siglo, lograron mantenerse entre los mejores del país.
“Recuerdo que en un viaje a La Habana con mi padre fuimos a un MiniMax, en donde había todo lo que uno quisiera. Al que yo fui quedaba en Fontanar, con vidrieras gigantes y estantes interminables. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, y eso que era un niño, es que lo bueno nunca se olvida”, narra Rafael, de 74 años.
Además del de Fontanar, había mercados MiniMax en 5ta Avenida, en Miramar, en el edificio FOCSA, en Altahabana, en el reparto Sierra Maestra, en Boyeros y en muchos otros lugares de la capital. Se trababa de centros comerciales que ofertaban excelentes productos a muy bajos precios.
Emilio Sánchez, santiaguero de más de 80 años de edad explicó a CubaNet que, lamentablemente, “pocos saben la abundancia de las tiendas MiniMax en los años 50 y 60”.
“Ahora, aquí en Santiago están haciendo tiendas con el mismo nombre, pero hay que ver las barbaridades que se venden en ellas, como unos paquetes de caramelos a casi 10 CUC. Son una locura, y lo que era en aquel entonces el eslogan de los comercios, mínimos precios máxima calidad, ahora ha desaparecido por completo”, dijo Sánchez el señor, que sobrepasa los 80 años de vida.
Según Sánchez, los nuevos MiniMax bien podrían utilizar el eslogan “máximos precios mínima calidad”, ya que los anaqueles ofertan productos inalcanzables para los cubanos “de a pie”, que apenas recibe 30 CUC mensuales por su trabajo.
“Muchas luces y colores, pero las neveras vacías y las ofertas muy poco variadas, dejando una gran inconformidad, que parece no importarles a los que dirigen esas tiendas”, señaló.
Aunque no son ajenos a la escasez que golpea a la Isla, estos mercados comienzan a establecerse en varias del país. Por ejemplo, en el MiniMax ubicado en Vista Alegre, Santiago de Cuba, los expositores permanecen desocupados y solo alcanzan a mostrarse algunos paquetes de hamburguesas de 0.40 centavos y barras de mantequillas, marca italiana Kim, de un kilogramo, a 6.50 CUC.
Una joven que se encontraba en ese mercado comentó a CubaNet su disgusto ante la carestía y los exorbitantes precios de los centros comerciales estatales.
No entiendo como hacen una tienda nueva para vender lo mismo que en el resto, ya no saben dónde ponerlas y cualquier edificio viejo, en meses, es convertido en una tienda, pero con las mismas cosas caras”, criticó la muchacha mientras veía los precios de algunas especias ofertadas en la tienda por más de 8 CUC.
Más adelante, la joven comentó en tonos satírico: “¿No sé qué quisieron decir con MiniMax?, porque para nada esto tiene que ver con mínimos, ni con calidad. Lo único que tienen son mercancías. Así estamos, creemos que avanzamos y no nos damos cuenta que cada día retrocedemos más”.