MIAMI, Estados Unidos. – Eralidis Frómeta, la esposa del reportero Lázaro Yuri Valle Roca y activista por la liberación de todos los presos políticos, denunció este martes que el régimen de la Isla había abierto el juicio oral contra el periodista de 60 años por los presuntos delitos de propaganda enemiga y resistencia.
De acuerdo con un auto del Tribunal Provincial Popular de La Habana, fechado este 16 de marzo, la misma causa incluye a los activistas Alien Tijerino Castro, Ruslan Hernández Reyes, Yusniel Milián González e Ignacio Arias Martínez.
Valle Roca fue detenido en junio de 2021 por cubrir, como periodista, el lanzamiento en La Habana de unas octavillas con frases de José Martí y Antonio Maceo que exigían reformas democráticas en Cuba. En ese momento, fue acusado de “propaganda enemiga”, “delitos contra la Seguridad del Estado” y “desacato”.
No obstante, en el auto del Tribunal al que tuvo acceso CubaNet solo constan los supuestos delitos de propaganda enemiga y resistencia.
En conversación con CubaNet este martes, Frómeta recordó que su esposo se acerca a un año en la cárcel desde su detención.
“Han sido 10 meses muy duros, muy difíciles para mí, que he soportado detenciones, multas, cartas de advertencia”, dijo la activista. “He enfermado varias veces porque este nivel de represión ha agotado mi salud física y mental, pero nada, estoy de pie para continuar luchando por la liberación de mi esposo y de todos los presos políticos”, agregó.
A mediados de enero de este año, Frómeta también denunció que el estado de salud de su esposo era “muy delicado” y continuaba empeorando. Asimismo, lamentó que las autoridades penitenciarias no le brindaran la atención médica que requería.
Más de un mes después trascendió que Valle Roca había sido trasladado desde la cárcel Combinado del Este al Hospital General Docente “Enrique Cabrera”, en el municipio Boyeros, por su delicado estado de salud.
Este martes, Frómeta recordó que su esposo no había presentado ningún padecimiento de salud antes de entrar a prisión y llevar a cabo una huelga de hambre por su liberación, tras la cual habría sufrido un fallo renal que “no le fue atendido en la cárcel”.
La activista asegura que el proceso contra su esposo ha sido “una tortura, una agonía” que, a la misma vez, representan “el precio de la libertad” en Cuba.
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