MIAMI, Estados Unidos. — El preso Arturo Acosta Ramos, quien desde el pasado mes de julio permanece recluido en la prisión provincial de Guantánamo, denunció ante CubaNet las agresiones, torturas y tratos inhumanos de los que ha sido víctima en ese centro penitenciario.
Aunque el reo tiene residencia en el municipio habanero de Plaza de la Revolución, fue trasladado al oriente de Cuba por colaborar con manifestantes del 11 de julio de 2021 (11J) en el Combinado del Este.
Acosta Ramos explica que, a partir del 11J, empezó a asistir y colaborar con los manifestantes encarcelados aprovechando su posición de “pasillero”. Ello provocó que el 20 de julio de 2022 fuera trasladado a la prisión provincial de Guantánamo.
Ya en la nueva prisión, Acosta Ramos fue ubicado en una celda con otros tres presos. El recluso relató a este diario que, al poco tiempo de llegar, se produjo entre ellos una discusión que dio lugar a una pelea en la que Acosta Ramos terminaría con varias heridas.
Producto de las lesiones, el preso fue llevado a un hospital. Allí recibiría ocho puntos de sutura por una herida en la boca.
A su regreso a la prisión, el recluso fue ubicado en la misma celda con los presos que lo habían agredido. Sus pertenencias se habían perdido y nadie sabía dónde estaban.
Al comenzar a reclamarle al jefe operativo (mayor Eddie Ramírez), este ordenó trasladarlo a una habitación llamada “sala psiquiátrica”, alegando que estaba “muy alterado”.
Acosta Ramos atestigua que el mencionado recinto cuenta con cinco camastros empotrados al piso. Allí le quitaron el uniforme y, en ropa interior, lo esposaron de pies y manos a uno de esos camastros, lleno de chinches. Así lo dejaron por espacio de cinco días.
Al encontrarse inmovilizado sobre el camastro, Acosta Ramos se vio obligado a orinar y defecar en el lugar. El recluso subraya, además, que no recibía alimentos todos los días.
Según el reo, en la prisión provincial de Guantánamo los médicos autorizan a los guardias a practicar este tipo de torturas alegando que es una sala psiquiátrica.
Acosta Ramos añade que, antes de ser conducido al hospital, quiso proteger sus pertenencias, pero el jefe de la prisión, teniente coronel Marcelino Bueno Tabares, le aseguró categóricamente que “en la prisión de Guantánamo no se pierde nada”.
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