MIAMI, Estados Unidos.- El preso político cubano Bianko Vargas confirmó este lunes a través de una llamada telefónica desde la prisión Kilo Cinco, en Pinar del Río, que había finalizado su huelga de hambre, declaró a CubaNet su madre, la opositora Miraida Martín.
La activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotora de Cuba Decide, que también se encontraba en estado de inanición, no recibía noticias del estado de salud de su hijo desde hacía 10 días.
“Cuando lo escuché hablar sentí tranquilidad puesto que ya iba a empezar a comer. Su estado de salud no le permite sostener una huelga de hambre tan prolongada, ni y a mí tampoco. Ambos padecemos de diferentes enfermedades”, dijo Martín.
Pero la huelga de hambre es el “último recurso que nos deja la dictadura para reclamar nuestros derechos. Es triste, pero es la realidad”, agregó.
Según Martín, su hijo tuvo poco tiempo para hablarle. Su voz se sentía débil, precisó. “Habló muy rápido, solo alcanzó a decirme que ya se encontraba en el destacamento (un régimen de menor severidad) y que le advirtieron que no hiciera más denuncias a lo que él respondió: ‘No cometan más violaciones’”.
Bianko Vargas es uno de los más de 130 presos políticos cubanos reconocidos por Cuban Prisoners Defenders. En los tres años que lleva en prisión ha recurrido, en varias ocasiones, a huelgas de hambre para reclamar el respeto a sus derechos. Aún le faltan 11 años para concluir una sanción que le fue impuesta por su activismo político, de acuerdo con la UNPACU y sus propios familiares.
La huelga de hambre es una medida extrema empleada a lo largo de los años por personalidades como Mahatma Gandhi, un ícono de la lucha no violenta. Los opositores en Cuba no ha sido la excepción.
Para muchos no se debe ver como estrategia, sino como “estado de ánimo” de los activistas que ante la humillación y los abusos a los que son sometidos, deciden dejar de comer e incluso beber para exigir que se respeten sus derechos o para llamar la atención sobre violaciones de derechos humanos.
En este año, al menos cuatro activistas que se encuentran en prisión por su activismo han optado por recurrir a las huelgas de hambre, para exigir el fin de su presidio o el cese de los maltratos en su contra.
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