LA HABANA, Cuba. — El preso político Ernesto Arocha Carta, miembro del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR) —liderado por José Díaz Silva—, denunció que se encuentra cumpliendo una condena de tres años de privación de libertad en la prisión provincial de Guantánamo. El motivo de su confinamiento: un supuesto delito de desacato como castigo por arrojar proclamas y pintar carteles contra la dictadura.
Desde ese centro penitenciario de máximo rigor, el recluso declaró vía telefónica a CubaNet que, aunque es residente en el municipio habanero de Regla, fue transferido a la prisión de Guantánamo por no querer quitarse unos tatuajes contestatarios que tiene en los brazos y en la espalda.
El activista denunció al director de ese centro penitenciario, teniente coronel Marcelino Bueno Tavera, como responsable de que los internos con padecimientos de salud —como es su caso, pues sufre entre otras patologías de úlcera crónica y alergia a algunos alimentos— no reciben la alimentación diferenciada que necesitan.
Según el reo, los militares alegan que en la penitenciaría guantanamera no cuentan con los recursos para garantizarles una alimentación especializada a los reclusos cuyas dolencias así lo requieran. El mismo argumento ha sido repetido durante tres meses, destacó el preso político. Arocha Carta aseguró, además, que la verdadera causa del menú deficiente radica en que los militares y personal del penal se apropian indebidamente de los víveres y suministros destinados a los reclusos.
El recluso mencionó también al jefe de Orden Interior, quien, ante sus reclamos de una dieta adecuada, lo ha conminado a comer arroz solo.
El activista lamentó que los funcionarios del sistema penitenciario pueden actuar con total impunidad y cometer cualquier clase de abusos contra los internos del penal, pues, al estar respaldados por su pertenencia al Ministerio del Interior (MININT), no hay nadie que pueda hacerles frente.
De acuerdo con testimonios de otros prisioneros, una protesta motivada por la alimentación deficiente o cualquier otra violación en la prisión provincial de Guantánamo puede ser castigada con varios días de encierro en la “sala de psiquiatría”, nombre con el cual los militares y funcionarios del sistema penitenciario se refieren a lo que varios testigos han descrito como una habitación con cinco camastros fijados al suelo e infestados de chinches, donde los reclusos son amarrados de pies y manos durante varios días, desnudos y sin agua ni comida.
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