GUANTÁNAMO, Cuba. — La policía política de Guantánamo citó el pasado lunes 16 de mayo a Iraida Fournier Torriente, madre del preso político Yordis García Fournier, manifestante del 11 de julio de 2021 (11J) en esa provincia.
Fournier Torriente narró a CubaNet que el propio lunes un oficial de la Seguridad del Estado sin identificar llegó a su vivienda alrededor de las 10 de la mañana y le notifico verbalmente que tenía que presentarse en la estación policial (también conocida como Parque 24) a las dos de la tarde para ser entrevistada.
Durante el interrogatorio la madre reclamó al oficial por qué había le habían llevado a su hijo para la celda de castigo sin motivo alguno, donde vivía con riesgo de contraer leptospirosis debido a las ratas que allí habían. El militar le prometió que lo llevarían nuevamente para su destacamento para que cesara su preocupación.
Acto seguido, el oficial comenzó su plática indagando sobre el estado de cuenta de la tarjeta del Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) que la señora utiliza para cobrar su sueldo como jubilada. También le dijo que ella había recibido dinero en su tarjeta de una organización identificada como terrorista, que ellos sabían que es dinero era para la jaba de su hijo, pero que aun así debía entregarlo.
La Seguridad del Estado amenazó a Iraida Fournier Torriente con decomisarle la tarjeta bancaria con todo el dinero y acusarla bajo el nuevo código penal —recién aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular— en virtud del cual podría enfrentar una pena de hasta 10 años de privación de libertad por recibir financiamiento de una organización terrorista.
“Yo he enfrentado todo tipo de represalias”
Saliendo de la estación policial, Iraida sacó los 4 700 pesos que le exigían que entregara y los llevo al oficial por miedo a enfrentar las represalias.
“Yo he enfrentado todo tipo de represalias por parte de la Seguridad del Estado debido a la posición contraria al gobierno cubano de mis hijos”, aseguró Iraida.
“Me han amenazado, me dieron golpes, me quitaron el carnet del Partido Comunista de Cuba, me sancionaron varias veces en mi centro de trabajo sin cometer ninguna violación. Fue así que me bajaron de mi puesto de jefa de turno del Coppelia, donde trabajé por muchos años, y me jubilé para el puesto de fregadora, todo por decidir no dejar solos a mis hijos, como me lo pedían los agentes de la Seguridad del Estado que visitaban con frecuencia en mi centro laboral”.
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