LA HABANA, Cuba. — Uno de los mayores complejos de tiendas en la capital cubana es la Plaza Carlos III. En dicho centro comercial se ofertan productos y servicios con precios muy elevados que solo están al alcance de quienes reciben divisas del exterior.
Con una arquitectura moderna y novedosa, la tienda está ubicada en la avenida Carlos III (rebautizada oficialmente como Salvador Allende), en el municipio de Centro Habana. Tiene una manzana de extensión y cuatro niveles interiores.
La Plaza Carlos III se empezó a construir en la década de 1950 para sustituir al Mercado Único, pero estuvo abandonado por décadas. Sus puertas abrieron al público el 17 de octubre de 1997, después de una remodelación integral, adaptado para las nuevas funciones bajo la administración de la Corporación Cimex.
Este establecimiento trata de imitar a las grandes cadenas de tiendas existentes en otros países. Posee departamentos de ropa, calzado, perfumería, útiles para el hogar, ferretería, víveres y otros objetos en general, además de tener diferentes puntos de venta de dulces y alimentos elaborados.
Desde su inauguración, comercializó en CUC, y ahora, luego del reordenamiento económico, lo hace por tarjeta magnética, algo que representa una mayor limitante para la población.
En un reciente recorrido por dicho establecimiento pude ver artículos inexistentes en los mercados tradicionales, pero con precios prohibitivos en su mayoría.
Entre los bienes de mayor demanda que allí se ofertan están los efectos electrodomésticos. Un refrigerador pequeño o un freezer tienen un precio de 746 dólares u otra moneda convertible. Uno grande, de dos puertas, evidentemente para negocios de cuentapropistas, cuesta 3 880 dólares. Los televisores cuestan 396 dólares, y los aires acondicionados, 306.
Durante mi estancia en el centro comercial, observé que por los almacenes del fondo se descargaba un contenedor completo de aires acondicionados. Es significativo que, a pesar de la gran escasez de combustible y los apagones, se estén vendiendo en estos momentos tales equipos.
El precio de los tenis, el zapato de mayor uso en la actualidad, no baja de 55.96 dólares. Los de marca llegan a costar 109.
El precio de las chancletas de goma oscila entre 4.21 y 10.45 dólares. Estos precios, más al alcance de las personas, explican el por qué muchos cubanos, sobre todo las mujeres y los jóvenes de ambos sexos, van por la calle con chancletas y las usan hasta para salidas de mayor prestancia.
En la mueblería de la Plaza Carlos III los colchones de cama cuestan 390.38 dólares. Esta cantidad para la mayoría de la población equivale a decirles que duerman en el bastidor o en el piso.
Los departamentos menos funcionales del lugar son el de los instrumentos musicales y el de los artículos y accesorios deportivos. En el primero venden guitarras eléctricas a 411 dólares. En el segundo, una bicicleta de carrera cuesta 318.50 dólares y una tienda de campaña 256.50.
En las boutiques con ropa y zapatos de marca, los precios son todavía más elevados que en resto de los comercios del lugar. Por ese motivo, no tienen casi clientes.
De las cafeterías que hay solamente vi una abierta. La que se encuentra en el patio central no funcionaba y solo prestaban servicios los aparatos para los niños.
Hay varios locales cerrados. En la juguetería hay un cartel que dice: “en remodelación”. En otros no aclaran por qué se encuentran sin prestar servicio.
El pobremente surtido mercado de alimentos, que vende en moneda nacional, está destinado solamente para las personas que compran sus víveres en las bodegas de la zona.
Hasta hace tres años, en la Plaza Carlos III había mucha afluencia de público. Ahora, las limitaciones de compra y la exigencia de pago en monedas fuertes enviadas desde el exterior han hecho que asistan muy pocas personas.
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