La nueva ley cubana de inversión extranjera recorta impuestos, abre nuevos sectores a los extranjeros y permite inversiones de cubanos que viven en el exterior, como parte de los esfuerzos del gobernante Raúl Castro por atraer capital fresco a su estancada economía, según informaciones publicadas.
Pero la ley continúa requiriendo la aprobación del gobierno para cada inversión y la contratación de agencias laborales, controladas por el Estado y muy criticadas, y no permite inversiones de individuos cubanos en la isla. Castro impulsa la nueva ley como parte de su campaña para realizar reformas de mercado en la economía al estilo soviético del país, que se contrajo un 35 por ciento después que Moscú recortó a comienzos de la década de 1990 sus masivos subsidios a la isla.
La legislativa Asamblea Nacional del Poder Popular, que nunca ha votado contra un proyecto de ley, se reunirá el sábado en una sesión especial para aprobar el borrador, que funcionarios han dicho está diseñado para ofrecer a los inversionistas “facilidades, garantías y seguridad legal”.
El proyecto de ley no se ha publicado, pero informaciones del miércoles en el diario Juventud Rebelde y dos sitios en internet apuntan a una amplia apertura de las puertas de Cuba a la inversión extranjera, arregla algunos pero no todos de los problemas con la actual ley de inversión.Bajo la ley de 1995 y sus regulaciones, casi todos los inversionistas extranjeros se encuentran limitados a un 49 por ciento de la propiedad de las empresas conjuntas con el gobierno. La ley pide un impuesto de un 30 por ciento de las ganancias y un 20 por ciento de la mano de obra, además de impuestos y tarifas sobre ingresos personales y otra media docena de categorías.
Cuba informó de apenas un poco más de 400 empresas mixtas en el 2002, y la cifra se ha reducido desde entonces a unas 200. Empresarios se han quejado de que el gobierno ha estado favoreciendo a compañías venezolanas y chinas, mientras cierra otras por sospechas de corrupción.
La nueva ley reduce los impuestos a las ganancias a un 15 por ciento, elimina el impuesto a la fuerza de trabajo y ofrece varias exenciones. También reduce las regulaciones bancarias, y permite a los inversionistas importar y exportar suministros de forma directa, ahora en gran parte una función de empresas estatales, según artículos en las revistas digitales OnCuba y Progreso Semana, ambas con sede en Miami.
Los bienes importados para proyectos de inversión estarán exentos de impuestos, y podría requerirse que proyectos que explotan recursos naturales como la minería, las playas, los bosques y las bahías, paguen impuestos y tarifas extra, se informó, sin mas detalles.
Pero el borrador parece limitar los incentivos impositivos a las empresas conjuntas, excluyendo a los proyectos propiedad un 100 por ciento de los extranjeros, de acuerdo con la agencia de noticias Reuters, que informó que vio una copia del borrador. Se espera que la ley completa se publique la semana próxima.
Los cubanos que viven en el exterior podrán invertir como cualquier otro extranjero, destacó OnCuba. El gobierno nunca ha abierto sus puertas a inversionistas cubanos – aunque la ley de 1995 lo permite – pero funcionarios han hablado recientemente sobre la posibilida de abrazar al capital de exiliados. El embargo estadounidense prohíbe las inversiones de todos los residentes en Estados Unidos.
“En el caso de nosotros los cubanos que vivimos en el extranjero, parece que nuestro país nos abre las puertas, debido al derecho o a la necesidad”, dijo Hugo Cancio, dueño de OnCuba. “¿Quién mejor que los cubanos residentes en el exterior para invertir en nuestro país? ¿Quién lo haría con más entusiasmo y ahínco que un cubano que no solamente reconoce y valora la oportunidad, sino que desea de corazón lo mejor para su país, su pueblo?”
El borrador también detalla los procedimientos para las negociaciones, las actividades bancarias y los requerimientos ambientales, así como formas para resolver los conflictos entre las partes cubana y extranjera sobre una inversión, según OnCuba.
Las inversiones aprobabas estarán encaminadas a aumentar y diversificar las exportaciones cubanas, sustituir las importaciones —especialmente en agricultura y energía— así como crear nuevos empleos y traer nueva tecnología y conocimientos administrativos a la isla, agregó.
Pero ministros del gabinete y otros altos funcionarios gubernamentales deben aprobar aún cada uno de los tratos —un proceso que en el pasado ha tomado meses e incluso años— y no se permitirán inversiones extranjeras en las áreas de salud, educación o las fuerzas armadas, agregó OnCuba.
El borrador también destacó que los asociados locales en empresas conjuntas deben ser compañías legalmente registradas, descartando la participación de cubanos individuales, pero quizás dejando la puerta abierta a alguna de las recientemente establecidas cooperativas privadas, agregó la revista.
Cuba no permite a individuos privados registrar compañías, y los 455,000 negociantes a pequeña escala que tienen licencia en la isla se dedican al “auto-empleo”, como carpinteros, y no son dueños de compañías.
Las agencias laborales administradas por el Estado, que se llevan la mayor parte de los salarios que pagan los extranjeros a los trabajadores locales, han sido acusadas de corrupción, socavando la lealtad de los trabajadores a sus jefes y haciendo difícil que los inversionistas contraten buenos empleados.
Carmelo Mesa-Lago, un veterano economista cubano, dijo que el borrador ofrece algunos cambios positivos, pero deja algunos aspectos negativos de la ley de 1995 y agrega algunas limitaciones nuevas. “Cuba tiene que demostrar que realmente flexibilizará la inversión externa si realmente quiere cambiar la desconfianza existente entre los inversionistas”, escribió Mesa-Lago en un correo electrónico a el Nuevo Herald.
Castro ha estado ejecutando una serie de reformas de mercado en un intento para impulsar la economía desde que sucedió a su hermano mayor Fidel, después que éste se sometió a una cirugía de emergencia en el 2006.
La actividad económica privada se ha expandido y se espera que el personal médico que trabaja en el exterior gane este año más de $8,000 millones. Pero el poder de adquisición del peso se mantiene a niveles anteriores a la década de 1990, la productividad se mantiene estancada y los precios aumentan.
La economía cubana creció un 2.7 por ciento el año pasado y se espera que alcance un 2.2 por ciento este año, ambos niveles pobres para un país cuya singular forma de calcular su Producto Nacional Bruto exagera la cifra final. Las preocupaciones sobre la estancada economía han crecido debido a las violentas protestas que afectan al gobierno izquierdista del presidente venezolano Nicolás Maduro, que suministra a Cuba subsidios estimados en hasta $10,000 millones anuales —mucho más que los que Moscú suministró en la década de 1970.