MIAMI, Estados Unidos. – El pasado lunes, el prestigioso periódico británico The Guardian dedicó a la mayor de las Antillas un amplio ensayo fotográfico titulado “El colapso de Cuba”. Tanto el texto como las fotos de los periodistas catalanes Jordi Otix, Manu Mitru, Laura Luque y David Melero documentan la crítica situación de vivienda en el país.
La extensa pieza periodística también reconoce que mientras el Gobierno cubano se enfoca en la recuperación del sector turístico y la construcción de hoteles, las precarias condiciones de vida están empujando a los ciudadanos al mayor éxodo migratorio en la historia del país.
Texto y fotografías se enfocan particularmente en la situación precaria de vivienda en La Habana Vieja, como una muestra del colapso que abarca a toda la Isla.
Los protagonistas de las imágenes son mujeres, niños y hombres que han perdido sus hogares y viven en albergues y asentamientos precarios, o intentan reparar sus casas comprando materiales en el mercado negro, aunque estén sobrevalorados.
Los autores del fotorreportaje reconocen que su obra difiere de la imagen de paraíso caribeño vendida por el régimen de la Isla para atraer turistas. Muy por el contrario, revelan que la vida en edificios en ruinas, entre ratas, chinches, cucarachas y humedad, con cortes continuos de electricidad y agua, y con un poder adquisitivo muy limitado, es lo que toca a miles o millones de cubanos en la Isla.
La falta de viviendas dignas es una de las mayores preocupaciones de los cubanos. Según un informe de 2019 de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, más del 50% de las viviendas en el país necesitan reparaciones importantes. Además, la construcción de nuevas viviendas se ha detenido debido a la falta de recursos y a la mala gestión.
El Gobierno cubano ha sido criticado por su falta de acción para abordar la crisis económica y la situación de las viviendas en el país. Según algunos expertos, la falta de reformas económicas y políticas ha llevado a una economía estancada y a una creciente desigualdad social, concluye The Guardian.