MIAMI, Estados Unidos. — El 6 de septiembre de 2000 Leonel Salcedo Cleger, residente en el municipio de Caimanera, provincia de Guantánamo, sufrió un “accidente” que le cambió la vida.
Ese día, mientras se encontraba recogiendo rayas a pocos metros de la orilla, fue golpeado por una lancha de las Tropas Guardafronteras. Más de dos décadas después, nadie se ha responsabilizado por el suceso, que dejó al hombre sin una de sus piernas.
“Tatico”, como le dicen en Caimanera, relató a CubaNet lo ocurrido durante aquella fatídica jornada.
“Una tarde de pesca salgo de la casa y me ubico a escasas yardas de la orilla en una goma, recogiendo rayas. Resulta ser que fui impactado por una lancha de Tropas Guardafronteras de aquí del poblado de Caimanera. Fui arrastrado porque la lancha me enganchó en la propela y eso trajo consigo que me destruyera la pierna derecha”.
En medios de aquella situación, Salcedo Cleger fue rescatado por vecinos del barrio que se movilizaron para auxiliarlo y montarlo en la ambulancia del poblado, que supuestamente se encontraba rota.
El hombre, que entonces tenía 24 años, fue llevado al hospital. Una vez allí, aseguró que hubo presiones sobre los médicos que lo atendían para que lo dejaran morir.
Una vez recuperado del choque, aunque sin una de sus piernas, “Tatico” se mantuvo por más de una década denunciando lo ocurrido ante diversas instancias del régimen cubano y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Nunca recibió una respuesta.
Durante los últimos 20 años, el damnificado ha sido vigilado de cerca por la policía política y por otras autoridades, aunque señala que esos contactos nunca han sido para ofrecerle ayuda, solo “para chequear”.
Como si lo sufrido en más de dos décadas fuese poco, el desenlace del caso fue aún más insólito. Las autoridades resolvieron que el impacto de la lancha de las Tropas Guardafronteras contra Leonel Salcedo Cleger se había producido para evitar una salida ilegal del país.
“El caso quedó registrado como que yo intentaba una salida ilegal del país. Si de verdad yo era culpable y me iba tenía que haber sido yo sancionado como muchos lo fueron en mi pueblo. Y si me estuviera yendo de verdad del país… ¿Tenían derecho a matarme? ¿Tenían derecho a pasarme por arriba? ¿Tenían derecho a arrancarme una pierna, a atentar contra mi vida? ¿Tenían ese derecho? Yo, de verdad, no lo creo”.