LA HABANA, Cuba, 21 de diciembre (Aini Martin Valero, PD/ 173.203.82.38) – En Cuba, al igual que en muchos otros países, las peleas de perros en la isla son prohibidas por la ley. Sin embargo en los últimos años se han vuelto populares y muchos se arriesgan para apostar sumas significativas de dinero a su animal preferido.
Yosiel, un joven habanero, criador de perros de pelea, que prefirió no revelar su apellido, dijo a esta reportera que lleva 7 años “viviendo de su perro Carmelo”.
“Carmelo ha tenido 48 peleas y las ha ganado todas, gracias a él comemos mi familia y yo”, dijo Yosiel.
El perro Carmelo es entrenado a diario, su dueño lo lleva a un estadio y le da el entrenamiento necesario para que esté en óptimas condiciones para la próxima pelea.
“Es un perro bien alimentado, todos los días le damos proteínas, y mi familia busca los boniatos para él. Cada pelea que gana representa para nosotros una suma considerable, más de lo que yo ganaría en un año de trabajo”, manifestó Yosiel.
Este sangriento “deporte” tiene muchos seguidores en Cuba, unos por esparcimiento, pero mucho porque han encontrado en él una lucrativa forma de ganarse la vida, en un país donde el sueldo promedio mensual de un profesional ronda los 30 dólares.