LA HABANA, Cuba, 21 de enero (Damián Sánchez Sáenz, JACU / 173.203.82.38) –Cada vez es más común que los habaneros se nieguen a pagar el transporte público, quizás como protesta por la situación precaria de este servicio. A pesar que el costo es 40 centavos, los pasajeros depositan en las alcancías botones, chapillas metálicas, monedas falsas y en la mayoría de los casos nada.
Los chóferes resultan afectados, ya que cobran un estímulo en dependencia de la recaudación. Un sonado escándalo se produjo en el ómnibus P3 el pasado 14 de enero cuando un grupo de jóvenes se negó a pagar el pasaje y el chofer intentó impedir que subieran. El chofer se arrepintió al escuchar los airados gritos de “la guagua no se paga”, “no tenemos dinero” y “mejoren el transporte y entonces pagaremos”.
Uno de los jóvenes, de alrededor de 19 años, le gritó al chofer que, en vez de reclamarles los 40 centavos a ellos, le exigiera al gobierno un mejor salario. “Hay muchos problemas en el país para preocuparnos y cuestionar a los que nos gobiernan a la fuerza”, terminó diciendo el joven.
Pequeñas protestas públicas de este tipo se están registrando frecuentemente en la capital a causa de la enorme crisis económica y social que atraviesa el país. Muchos vaticinan que la situación empeorará en los próximos meses, a medida que aumente exponencialmente el número de desempleados debido al paulatino despido masivo de cerca de un millón y medio de trabajadores estatales anunciado por el gobierno que ya ha comenzado.