Madrid (EFE).- Pablo Milanés, que este sábado actúa en Valencia, ha decidido no hablar de política porque “es fea, mala, sucia y envenena cualquier conversación bonita sobre arte”, y por eso es cauto sobre las nuevas relaciones entre Cuba y Estados Unidos. “Ya se verá”, dice en una entrevista con EFE.
La apertura de las embajadas en Washington y La Habana, son para el cubano “un punto de iniciativa para realizar una exploración en distintos puntos de vista. Ya veremos lo que pasa. Es un momento de mucha expectativa y uno no puede aventurarse con lo que va a pasar, es un punto muerto, así que vamos a ver qué sucede”.
En cualquier caso -matiza el intérprete de éxitos como “Para vivir” o “Yo no te pido”- “una cosa son las embajadas y otra es la apertura de las relaciones”.
El artista que en otras ocasiones no ha dudado en pronunciarse, tanto con sus canciones como con sus declaraciones, muy comprometido con la revolución cubana aunque crítico con ciertos aspectos, se ha mostrado reservado y cauto, “cansado”, dice, de la política.
Milanés (Bayamo, 1943) no ha recibido nunca las disculpas que él cree que merece del Gobierno cubano por haberle sometido a trabajos forzados en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción: “No las he tenido hasta ahora y no creo que las tenga en un futuro”, admite.
“En este momento estoy dispuesto a hablar de arte, de música, de todas las giras que voy a hacer… La política es fea, mala, sucia y envenena cualquier conversación bonita sobre arte. Estoy en un momento en el que no desearía abordar ningún tema político”, ha precisado.