
LA HABANA, Cuba.- Las instituciones culturales cubanas venden la XIII Bienal de La Habana como un “corredor cultural”, y en medio de este evento Luis Manuel Otero Alcántara tiene la intención de homenajear a Daniel Llorente, conocido por muchos como “el corredor de la bandera americana”.
“Es un homenaje a la historia minúscula. Llorente no pertenece a ningún partido ni a ninguna estructura política o cultural, ni tiene un proyecto de nación para tumbar el sistema; es un cubano que se cansó y un día dijo: voy a salir contra esta gente”, comenta a CubaNet el artista, y asegura que la propuesta ya le ha costado una detención arbitraria y la amenaza de meterlo a la cárcel si hace “el performance.”
El homenaje a Llorente es solo uno de los tres “gestos” que pretende realizar el artista para el gran evento cultural habanero.
El primero será una inauguración en el Museo de la Disidencia, situado en el barrio de San Isidro, titulada “Se Usa, que a la vez será el título de la serie en la que voy a trabajar para esta Bienal”, anuncia.
“Con la exposición me interesa hablar de la identidad y de los conceptos de patriotismo y nacionalismo que nos quieren imponer, para imponernos un enemigo”, cuenta Otero Alcántara, y explica además que los demás “gestos o performances” serán una competencia y una pasarela.

“Voy a calcular la distancia que logró correr Daniel Llorente, que creo que fueron más o menos 73 metros, y voy a generar una competencia para que la gente pueda correr esa misma distancia con un pullover y con una bandera americana. Habrá premios para los tres primeros lugares, que serán entregados en acto solemne por el propio Llorente. Y al evento podrá inscribirse cualquiera que lo desee”, contó.
Así mismo, Otero Alcántara reveló a CubaNet que de los ochenta y tantos diseños de Channel que desfilaron por el Prado habanero “cogí diez y voy a intervenirlos con la bandera americana. Voy a contratar a diez amigos para que modelen aquí en el barrio.”
Otero Alcántara no cree que el centro de su propuesta sea la bandera americana por sí sola, sino el derecho a “pertenecer o amar a la bandera que cada quien quiera. Nadie tiene que decirnos bajo qué bandera vivir o a qué nación amar. Al final, millones de cubanos aman a los Estados Unidos y no les importa la política, ni quien es Trump o quién es Obama.”

Pese a la propaganda, el artista cubano sigue apostando por al arte y las bienales. “Yo estoy a favor del evento, inclusive del concepto”, afirma, “lo que pondrá la Bienal en crisis será la pasividad de los artistas”, y habla de un panorama apático que se vive a solo ocho días de comenzar el evento.
“Realmente no he visto mucho, comparado con ediciones anteriores. Una semana antes de la Bienal ya veías un boletín o un montón de artistas entrevistándose, artistas extranjeros aquí en La Habana, y muchos carteles por todos los lados”, y recuerda el despliegue de carteles en la Bienal pasada por toda la avenida Línea en el Vedado.
Por otro lado, se percibe “mucha presión con respecto al 349; entonces a estas alturas no hay un programa, nadie sabe a ciencia cierta cuáles son las galerías y los espacios del estado que van a inaugurar. Solo se sabe que en la Cabaña no habrá nada y del Pabellón Cuba tampoco he escuchado”. Estos son dos de los recintos feriales más importantes de la ciudad.
Según el artista los más organizados son los espacios independientes, que ya tienen “programación, postales y fechas. Pero el problema es cuál va a ser la postura que asumirán los independientes. Porque más allá de la inauguración, el principal tema es qué vas a decir y cómo. Eso es lo que va a poner tensa o no la Bienal de la Habana”.
Entretanto, Otero Alcántara comenta que “esta promete ser una Bienal con un nivel de persecución política y cívica gigante. Ayer estuve hablando con un periodista de Reuters y me dijo que había estado llamando a las instituciones para que le dieran nombres de artistas, para entrevistarlos, y nadie le había querido dar información.
“También me dijo que hay comentarios y tensión por la posibilidad de que yo aparezca, o los artistas del 349. Como si fuéramos los enemigos de la Bienal”, un miedo difundido por la Seguridad del Estado, y las instituciones culturales, después de haber “escarmentado” con amenazas y retiros del carnet de creador a quien no cree en sintonía al discurso oficialista.
“Lo que pondrá a la Bienal en crisis va a ser la pasividad de los artistas”, afirma Otero Alcántara. “No digo que será un fiasco, pero esta será una de las más controladas y las más censuradas de la historia.”