LA HABANA, Cuba.- Con la oficialización este 5 de septiembre de la norma nombrada “Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Grados Científicos y la Formación Académica de Postgrados” el gobierno cubano, a través de su fidelísimo Consejo de Ministros, ha reforzado la convicción de que los críticos al gobierno llevan sobrada razón, mientras, a los artífices del gigante de pies de barro el engendro se les deshace solo.
Esto es la extensión de ese cierre de filas al que han sido llamados, para bloquear filtraciones que generen cualquier resquebrajamiento de lo que ellos consideran políticamente impermeable.
Aunque la medida parece enfilada contra todos los naturales aspirantes a superarse como sea en su papel de egresados universitarios, es evidente que los grados científicos se reservan prioritariamente a potenciales educadores o pedagogos que sueñen con el retorno e implementación de las doctrinas diseminadoras del arquitecto pro colectivista Antón Semiónovich Makárenko, y para los demás que, por derecho y convicciones propias clasifiquen entre las categorías “inmoderadas”, será mejor que se queden en casa.
Uno de los elementos que descubre la verdadera razón de tal acuerdo, disfrazado de medidas y contramedidas soportadas sobre el balance de la presunta imparcial en “oportunidades de superación profesional para todos”, orienta, en el acápite “c” de la disposición SEXTA [GOC-2019-773-065, pág. 1433] de esta tripa signada por el Secretario del CM, a los rectores de universidades y directores de entidades de la ciencia y la investigación a que autoricen a los graduados bajo sus órbitas ̶ ya en nóminas y expedientes ̶ , “a hacerse dignatarios de maestrías y doctorados una vez concluido el primer año de adiestramiento” (tributación conocida como servicio social) y una de las trampas que anteponen a tal vendimia es siempre tener: “demostradas cualidades político-ideológicas”.
Es decir que, a un graduado de cualquier ámbito académico, por muy instruido que esté y tan capaz como el que más para adentrarse en el perfeccionamiento futuro de su especialidad, le será negado tal provecho si no se ajusta (en poses, declaraciones y aptitudes psicosociales) a los parámetros por ellos señalados, los mismos que profirió para burla mundial la Viceministra de Educación en días recientes.
En la Resolución 775 del presente mamotreto se habla de crear una Comisión Nacional de Grados Científicos (en su Capítulo II, art. 6.2) que estará supeditada ̶ previa supervisión del MINED ̶ a inspección permanente, pues su presidente esperará a que la Comisión de Cuadros del Ministerio de Educación Superior “le sugiera” quienes deben integrar semejante tropa que con indelicadeza indican.
Argumento cuestionador, además de las muchas sandeces que convirtió a la también Superiora de Educación en blanco de la sorna por su descalificación usada para con los emigrados devenidos “extranjeros”, porque no están en el país, a quienes ella y su vice administran y “educan” a manera de regentas del feudo bipolar y monopartidista, exento de cuestionamientos.
La publicación del hato de 25 pliegos es un reflejo puntual de la terquedad del régimen ante la reiteración de la misma política ̶ discriminatoria y oportunista ̶ , la cual deriva de aquella que durante 60 años ha primado por sobre todos los sectores vivos y/o creadores de conocimiento en el país. Por congraciamiento con lo que han dado en llamar “la historia patria”.
Ante esta emisión tardía, se demuestra que no andan muy descarriados los arquitectos pro régimen, pues no se trata de un caso aislado de excepcionalidad, ni de otro exceso conceptual. Son expresiones fehacientes de políticas serviles y reescrituras acomodaticias con esa leguleya habilidad que parecen indicar van a acompañarnos hasta el final de este sistema insular de exámenes fallidos.
En las disposiciones finales se faculta ̶ además del de Salud ̶ a los Ministros de Las FAR e Interior para emitir normas jurídicas complementarias afines, así como “proyección, diseño, aprobación, ejecución, evaluación y control de las especialidades del postgrado”.
Mientras, continúan aumentando los firmantes en la plataforma Change.org ̶ cuyo acceso ha sido bloqueado por el monopolio estatal ETECSA ̶ , a la Carta Abierta que reclama terminar con la discriminación institucionalizada por cuestionar a los pocos que se atreven a mostrarse independientes y/o librepensadores en sus universidades, otrora soberanas, esas que fueron y deberían volver a ser como su nombre indica, cuna de universalidades, y no nido de una sola ideología de probada impracticabilidad, al cabo: centro donde adquirir grados retrógrados.