MIAMI, Estados Unidos. – El deterioro de los equipos de cocción eléctricos por sus años de uso y la falta de piezas de repuesto se ha unido a la insuficiencia de gas en el mercado. Debido a esto se han disparado la demanda y los precios de los fogones de mecha, del saco de carbón y el mazo de leña en toda Cuba..
En pleno siglo XXI, ante la rotura de los equipos eléctricos de cocción, la mayoría de las personas que viven en las comunidades rurales de la Isla han vuelto a utilizar la leña para cocinar.
“Después que nos quitaron los fogones y el petróleo nos tienen pasando trabajo a la mayoría de los cubanos. No tenemos con qué cocinar; para encender el fogón de leña tenemos que usar nailon”, se queja Estela Cruz Marrero, una cubana residente en Banes, Holguín.
Asimismo, en una entrevista con CubaNet lamenta que ha tenido que volver a usar su fogón de leña para preparar los alimentos. “Aquí no te venden una resistencia para un fogón, no hay ningún tipo de condiciones. Y si vas al monte y buscas madera te echan una multa”, asegura.
En 2005, el Gobierno cubano inició la distribución masiva de ollas de presión eléctricas, hornillas, calentadores y otros útiles de cocina. El objetivo era reducir el consumo de combustible en el hogar. Incluso la Asamblea Nacional del Poder Popular nombró al 2006 como “Año de la Revolución Energética en Cuba”.
“Nos quitaron el petróleo para darnos ollas, y sí, nos dieron ollas bastante caras, que no servían”, apunta Estela.
Cuba: Riesgos de cocinar con leña
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de pulmón es el tipo de cáncer con mayor letalidad en el mundo, aunque se puede prevenir en más del 80% de los casos si se evita el tabaquismo y la exposición al humo de leña.
No obstante, muchos cubanos se han visto obligados a volver a la leña para subsistir. Tras más de 10 años de uso, la mayoría de los equipos vendidos a la población a precios subsidiados lógicamente se han deteriorado.
“No hay con qué cocinar ni qué cocinar”, también lamenta Estela.
“En Cuba no hay condiciones para tener hijos, no hay condiciones para mantener un hogar (…). ¿Continuidad de qué?”, se pregunta en alusión a una de las consignas más recurrentes del dictador Miguel Díaz-Canel. “La continuidad de la desgracia del pueblo, debe ser”, termina.
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