LA HABANA, Cuba, 16 de marzo ( Pablo Mendez, 173.203.82.38) -David Rosell, ex-trabajador de la corporación CUBALSE, lleva más de un año sin trabajar. Está enfermo, ha adelgazado, sus ojos tienen un color amarillento, padece un decaimiento que le produce continuos mareos, los hemogramas precisan que tiene anemia. Ha visitado varios hospitales y los especialistas no han logrado emitirle un diagnóstico concreto.
Después de muchos esfuerzos, logró que su caso fuera remitido al hospital Hermanos Ameijeiras, de Centro Habana, y allí dictaminaron que tiene una enfermedad hepática. Rosell requiere ser hospitalizado para realizarle más pruebas y aplicarle un tratamiento, pero no hay camas disponibles.
Los vecinos de la ciudadela de la calle 14 Nº 59, en el Vedado, donde reside, se sienten preocupados. David lleva días sin levantarse de la cama y la madre teme perder a su único hijo. Una vecina que no quiso dar su nombre manifestó: “Resulta imposible creer, que en un hospital tan grande no haya sitio para él. Si ellos tuvieran influencias o dinero, ya hace rato que hubieran resuelto. La atención médica que recibimos los cubanos es deficiente, y dista mucho de los servicios que les ofrecen los médicos cubanos a la gente de otros países como Haití, Venezuela, Bolivia o Nicaragua”.