SANTIAGO DE CUBA, Cuba.- Yaimeris concibió su primer hijo a los 38 años de edad tras varios intentos fallidos y de asistir sistemáticamente a consultas de fertilidad en el Hospital Clínico Juan Bruno Zayas. Y aunque desde muy joven tuvo una vida “muy loca”, sin que mediaran métodos de protección, y nunca logró quedar embarazada, finalmente logró cumplir su más anhelado deseo, ser madre.
Para Yaimeris, Marcos, su único hijo, fue una bendición. “Fue el hijo de la vejez, llegó cuando más lo necesitábamos, años antes nos habíamos convertido al cristianismo, porque así lo planificamos si conquistábamos una familia, pero desde aquel trágico día nos separamos de la iglesia y Yaimeris se encuentra internada en el Hospital Psiquiátrico de Jagua”.
Marcos falleció electrocutado con tan solo 3 años mientras jugaba cerca de unos cables sueltos en la parte de atrás de la casa donde vivían, según cuenta entre lágrimas su padre Gonzalo, quien actualmente se encarga de Yaimeris en el psiquiátrico. “Mi esposa no rebasó la pérdida, y no ha dejado de responsabilizarse a sí misma de lo que pasó. Aunque me duele en el alma, me he tenido que mantener fuerte tras la pérdida para sacar adelante a mi mujer”.
Relacionado a este tema, el semanario oficialista Sierra Maestra publicó la pasada semana que 1019 niños han sufrido lesiones y 13 han fallecido en la provincia santiaguera por descuido de los padres, solo en el primer semestre del año en curso. Las principales causas son la broncoaspiración, traumas y politraumas, fracturas, heridas, contusiones, quemaduras, intoxicación por ingestión de tóxicos, y electrocución.
Magalis Giraudi Kindelán, funcionaria del Programa de Atención Materno Infantil en la provincia cubana, explicó en el semanario la importancia de que las familias se concienticen y ganen en percepción de los riesgos que corren los infantes en el hogar y en otros entornos. “La mayoría de los sucesos lamentables se deben a descuidos de familiares, tutores o cuidadores, que pierden de vista a los pequeños o, sin pretenderlo, los exponen a situaciones peligrosas”.
Según la especialista, 402 casos corresponden a niños entre 1 y 4 años, siendo este el grupo etario con mayor incidencia, seguidos por los de 5 a 9, con 311 casos respectivamente. “Es difícil determinar la cifra exacta de niños y adolescentes que sufren accidentes, porque muchos padres no acuden a los servicios de salud y tratan las lesiones en casa”, aseguró.
Giraudi Kindelán informó además que este año han tenido que lamentar la pérdida de vidas. “Tuvimos un bebé que murió debido a una broncoaspiración de alimentos, en el grupo de 1 a 4 años fallecieron cuatro, uno más que en 2017, cinco han muerto en el de 5 a 14 años, y entre los adolescentes de 15 a 19, las víctimas fatales suman tres”, indicó la pediatra.
Un voluntario que pertenece a la Cruz Roja que prefirió el anonimato, expresó que la primera causa de muerte por accidente es la asfixia por inmersión en agua dulce (ríos, presas, cisternas, etc.), aunque no descartó un aumento en el número de fallecidos en playas, pues es una tendencia que se ha mantenido en los últimos años.
Por otro lado, un lamentable suceso vivió Yanna Salcedo, quien perdió a su hijo varón de 17 años de edad en agosto pasado.
“Era domingo, se preparaba para ir a la playa Arena Blanca en el municipio de Guamá, pero por la distancia que la separa de la ciudad prefirieron salir alrededor de las 3 de la madrugada. Me cuentan que llegando a la playa fue el primero en meterse al agua, y aunque sus amigos trataron de detenerlo, cuando lo vieron sumergirse fue en vano, pocos minutos después la corriente se lo había llevado, y se perdió así entre el mar y su negritud”, cuenta con lágrimas en los ojos.
Caridad Vidal, vecina que se encontraba presente el día del hecho, lamentó la pérdida de este adolescente, “no sabía nada de la vida, empezaba a vivir. Un día que iba a ser de agrado se tornó de luto. Aún Yanna no se repone de la muerte de su hijo Issac, por eso la visito cuando tengo ratos libres y le doy aliento, porque es difícil el momento que está viviendo”, suspiró.
Desgraciadamente los casos como estos se repiten en el país, y en la provincia. Otra tragedia similar se dio lugar el pasado fin de semana en el municipio Songo-La Maya, cuando una niña de 4 años murió mientras era supervisada por una amiga de la familia. La madre de la bebé se encontraba en el hospital con su otro hijo y la niña se encontraba “jugando al cuidado de la vecina, pero al otro lado de la calle vio a su abuela y en segundos se lanzó a la calle y un auto la impactó, y el golpe la decapitó. Ahora la vecina se encuentra detenida hasta que se investiguen los hechos y salga libre o la juzguen por negligencia”, comentó una señora que reside en la localidad Salvador Rosales de dicho municipio.
Sin embargo, una doctora en Pediatría que trabaja en el Hospital Infantil Sur, conocido como La Colonia Española, quien prefirió que no revelaran su nombre por temor a represalias, apuntó que todos los accidentes en la ciudad relacionados con niños no responden a descuidos familiares.
“Han llegado niños con visibles lesiones por caídas mientras jugaban, y otros electrocutados, pero cuando visitamos las casas de estos niños, los inmuebles presentan el cableado interior totalmente dañado, y las familias no tienen recursos monetarios para solucionarlo. Cables pelados o envueltos con jabas de nylon que demuestran inseguridad, pero cuando dicen que no tienen 40 o 50 dólares para rehabilitar las instalaciones eléctricas domésticas tienen mucha razón”.
Juan Carlos Mendoza, trabajador de la Empresa Eléctrica de Santiago de Cuba, entrevistado por CubaNet, destacó que la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) no tiene los materiales necesarios para que las personas naturales puedan hacer contratación con la empresa y sus problemas sean resueltos. “Solo tenemos que ver con la instalación del bajante del poste hasta el metrocontador. Las instalaciones que se hagan dentro de las casas son a cuenta de los moradores, y aunque muchos colegas de la UNE se dedican a hacer este trabajo por la izquierda y cobrar lo que les dé la gana, no somos todos los que realizamos estas labores clandestinas”, justificó.
Las cifras publicadas por el semanario santiaguero son bastante alarmantes, pero son muchos los especialistas en pediatría que no coinciden con la doctora Giraudi Kindelán en cuanto a la responsabilidad de los miembros del hogar en los accidentes de sus niños. Otros aseguran que las condiciones internas de las viviendas, la tutela de esos menores, y la poca atención por parte de las autoridades que no intervienen oportunamente en casos de abandono familiar y en familias disfuncionales, son problemáticas que quedan sin resolver en cuanto a la protección de los infantes.