LA HABANA, Cuba, 5 de enero (Orlando Freire Santana, 173.203.82.38 ) – Recientemente, una portera de un restaurante del Barrio Chino de La Habana fue agredida por una mujer que pretendía entrar en la instalación a pedirles dinero a unos extranjeros que allí almorzaban.
La agresora, de paupérrima apariencia personal, la emprendió contra la portera cuando esta se negó a permitirle la entrada al restaurante. A los gritos de auxilio de la portera— una muchacha de apenas veinte años— acudieron varios empleados de la instalación, pero solo la intervención de la policía pudo neutralizar a la enfurecida limosnera.
La escena fue contemplada a distancia por dos ancianos músicos aficionados, quienes un rato antes les habían ofrecido un recital de boleros a esos mismos extranjeros. Los improvisados músicos, una vez finalizada su actuación, extendieron sus sombreros con la esperanza de que algo cayera en ellos. Pero recibieron por respuesta una rotunda negativa de esos comensales.
Mal augurio de año nuevo para el creciente número de cubanos que precisan de vivir de la caridad pública.