MIAMI, Estados Unidos. — El 31 de mayo de 1900 moría en La Habana la poetisa Martina Pierra de Poo, una figura poco conocida en el ámbito de las letras cubanas donde continuamente se repiten, como señoras absolutas de la producción literaria insular escrita por manos de mujer, los nombres de Gertrudis Gómez de Avellaneda y Luisa Pérez de Zambrana.
Nacida en Camagüey en el año 1833, Martina Pierra comenzó a escribir desde muy joven. Sus primeros poemas de adolescente trasuntan la candidez propia de esa etapa de la vida, pero también un fuerte sentimiento patriótico que se manifestó con vehemencia en el soneto A los camagüeyanos al entregarles su bandera, escrito poco antes del levantamiento armado de Camagüey, ocurrido el 4 de julio de 1851.
Martina envió esos versos a los insurrectos, junto a la bandera mambisa que había diseñado Miguel Teurbe Tolón en 1848, a petición de Narciso López. Divisa y poema fueron recibidos por los conspiradores, reunidos en Puerto Príncipe bajo el liderazgo de José Joaquín Agüero, primo de la joven poetisa que no dudó en alzarse en armas junto a los demás insurrectos.
La rebelión fue rápidamente sofocada por los españoles. José Joaquín perdió la vida y Martina fue condenada al destierro, pena que fue conmutada por la expulsión de Camagüey en condición de arresto domiciliario y bajo la estrecha vigilancia de su padre.
Su poema A la muerte de Joaquín Agüero conmovió a los cubanos independentistas y le ganó más encono por parte de los militares españoles. Una vez confiscados los bienes de su familia, la joven se trasladó a La Habana en 1859 para cumplir su pena de destierro. Al año siguiente debutó como actriz dramática en el Liceo Artístico y Literario.
Martina continuó escribiendo y colaboró sistemáticamente con prestigiosas publicaciones de la época, como Brisas de Cuba, El Fígaro, La Familia, La Ilustración Cubana, Álbum cubano de lo bueno y lo bello, El Hogar, Cuba y América, etc.