SANTA CLARA, Cuba, 9 de octubre de 2013, Yoel Espinosa Medrano/ www.cubanet.org.- María de la Cruz Martín Concepción es una señora de 65 años de edad. Reside en la central provincia de Villa Clara. Uno de los territorios cubanos con más alto índice de envejecimiento poblacional en Cuba. Algunos familiares y vecinos no la pierden de vista. Está decidida a quitarse la vida si no se soluciona la situación en que vive.
Asegura que ha perdido la ilusión de vivir. La muerte ha jugado con ella en varias ocasiones. Su corazón ha experimentado tres infartos. También padece de Cardiopatía Isquémica, Neuropatía Diabética, Hipertensión Arterial, entre otras dolencias propias de su edad, agudizadas por una alimentación deficiente.
Martín Concepción está en crisis con la diabetes y la presión arterial. Hace tres meses que no compra los medicamentos que le controlan sus padecimientos. Entre los fármacos, Glibencamida, Cartopril, Nitropental, Dipiridamol y otros, debe gastar cerca de 100 pesos mensualmente en moneda nacional.
Fatalmente, el general Raúl Castro le quitó los 198 pesos (unos 7 dólares) que recibía de pensión por asistencia social. Para tratar sus dolencias bebe infusiones elaboradas con plantas medicinales; subsiste también de la caridad de otras personas que le regalan una que otra pastilla.
Su esposo, José Felinciano Fernández, de 72 años de edad, casi muere a causa de una obstrucción intestinal, complicada con una peritonitis, recientemente. Él devenga una pensión mensual de algo más de 200 pesos (alrededor de 7 dólares).
Hace tres años, un hombre que conducía una moto rusa marca Ural con sidecar impactó el carretón tirado por caballo que conducía Felinciano, y le provocó una fractura craneal con afectación en el sistema auditivo. Además, padece de una hernia abdominal.
El conductor de la moto estaba bajo los efectos del alcohol y se dio la fuga. Finalmente la policía lo encontró. El anciano estuvo grave por varios días en un centro hospitalario.
La vista oral por el accidente fue un escenario arreglado. El acusado, es decir el que impactó por la parte trasera al carretón, tenía “padrinos” y dinero. Salió ileso y el anciano sentenciado a pagar una multa.
La vivienda del matrimonio, ubicada en Callejón del Salado S/N y Circunvalación, del reparto Brisas del Oeste, en Santa Clara, provincia de Villa Clara, está deplorable.
Una funcionaria de la Empresa de Vivienda Municipal, nombrada Minerva, la diagnosticó en estado de derrumbe total.
María y su esposo ahora pernoctan en la casa de una hija que cuenta con un cuarto, cocina y baño. Residen además su yerno, nieto y esposa.
Raúl Fernández es un paramilitar que ocupa el cargo de Coordinador de la zona, connotado organizador de turbas y miembro de las llamadas Brigadas de Respuestas Rápidas que actúan generalmente contra activistas de derechos humanos. Visitó la casucha y dijo a los ancianos que reunieran dinero para tramitar madera para reparación.
María envió misivas a las diferentes instancias del Gobierno y el Partido en Villa Clara.
Un señor que se identificó como delegado del Poder Popular en la zona analizó la situación de la vivienda y dijo que no podían pasar un minuto más en ella porque en cualquier momento el techo les caería encima. También dijo que ellos no poseían propiedad de la vivienda, por lo que estaban catalogados de ilegales, a pesar de vivir allí por más de 20 años.
El funcionario aseveró que sin el título de propiedad no podía gestionarles subsidio para la reparación de la vivienda.
Mientras, María espera por la respuesta formal. No acabará ella misma con su odisea porque, con mala alimentación y sin medicamentos, su corazón no resistirá un cuarto infarto.