MIAMI, Estados Unidos. – La cubana Raisa Velázquez dijo este miércoles a CubaNet que no está de acuerdo con que su hijo, Josué Menéndez, entre al Servicio Militar Activo (SMA) y que teme las represalias del régimen en su contra o en contra de su familia.
Para defender su decisión, Velázquez alude a las declaraciones ante Naciones Unidas de Yisel González García, una funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) que negó públicamente la obligatoriedad del Servicio Militar Activo en la Isla.
“Mi hijo puede ir preso, sin embargo, [las autoridades del régimen] no toman en cuenta que en la ONU esa señora dijo que el Servicio Militar era supuestamente voluntario”, dijo Velázquez a CubaNet.
La entrevistada ya ha recibido presión de las autoridades para que desista de su decisión. “En la entrevista que me hicieron, cuando me citaron, ―explica― me dijeron que si seguía publicando, que si seguía en mi posición, mi familia podía pagar las consecuencias”.
Velázquez teme que le “inventen” un delito común a ella o a su hijo debido a su posición. No obstante, asegura que va a llegar hasta el final, oponiéndose al carácter obligatorio del Servicio Militar en la Isla: “Voy a ir hasta el final porque no lo dije yo, lo dijo una funcionaria y lo dijo en la ONU”.
El pasado 20 de julio, Velázquez fue citada por la Policía tras la ausencia de su hijo al chequeo médico previo al Servicio Militar. “Nosotros estamos en contra de este Gobierno y mi hijo no será usado para reprimir o seguir órdenes de la dictadura. Además son frecuentes las noticias de que mueren muchachos en esas instalaciones y tenemos miedo a que le ocurra algo”, explicó la mujer a CubaNet ese mismo día.
El Servicio Militar Activo en Cuba
Según el Decreto-Ley 224, derivado de la Ley de Defensa Nacional, los ciudadanos del sexo masculino entre los 17 y los 28 años deben cumplir el Servicio Militar Activo por un plazo de dos años. En el caso de los que alcanzaron plazas universitarias este período se reduce a la mitad, pero sigue siendo forzado.
El Servicio Militar ha sido obligatorio en Cuba desde junio de 1963, como respuesta, según el Gobierno, a una posible invasión estadounidense que nunca ha ocurrido.
En cambio, lo que sí ocurre cada año es que miles de jóvenes, algunos menores de edad, salen de sus casas para unidades militares o de trabajo que operan estructuras de mando despóticas e impositivas. En estos espacios los muchachos no solo están expuestos a tratos degradantes que los pueden afectar de modo irreversible, sino también a desenlaces fatales.
A pesar de que el Gobierno cubano no expone estadísticas al respecto y silencia el tema en medios de comunicación. Durante los últimos años la prensa independiente ha divulgado varios registros de muertes en el servicio militar. En la mayoría de los casos documentados, la causa oficial de deceso fueron “lesiones autoinflingidas”.
La obligatoriedad del Servicio Militar cubano quedó blindada en la Constitución de 2019, la cual prohibió utilizar la objeción de conciencia para evadir el cumplimiento. Los jóvenes que se nieguen a incorporarse alegando, por ejemplo, que tomar las armas no es compatible con su religión, son procesados.
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