MIAMI, Estados Unidos. — Disfrutada por muchos y criticada por no pocos, la Copa del Mundo de fútbol Qatar 2022 ya es historia. La consagración de Argentina como tricampeón fue una bocanada de aire fresco para América Latina, que no ganaba el título desde que lo hiciera Brasil en el ya lejano 2022.
Como suele ocurrir, el certamen balompédico volvió a parar el mundo, con amplia repercusión más allá del universo deportivo. En ese sentido, Qatar fue un anfitrión singular: un país pequeño donde el desarrollo convive con pautas culturales y legislativas no del todo aceptadas por occidente.
Varias cuestiones generaron polémica incluso desde mucho antes del arranque del Mundial, siendo la muerte de inmigrantes durante la construcción de los estadios y las violaciones de derechos humanos fueron dos de los elementos que acapararon la mayoría de las críticas al anfitrión.
En paralelo a lo acontecido en los estadios, batallas paralelas se produjeron en redes sociales. En sentido, fue el Mundial de los llamados streamers, muy conectados en el mundo del deporte y con notable alcance en plataformas como Twitch, Tik Tok, Instagram, Twitter y YouTube.
En el plano deportivo, el Mundial marcó la entrada de Lionel Messi al olimpo del fútbol con un logro deportivo sin precedentes en su carrera. El rosarino no solo fue la figura del torneo, sino que levantó la copa con un equipo notablemente inferior en el papel a favoritos como Francia y Brasil.
La final entre Argentina y Francia fue, además, la mejor que se recuerde desde que existen registros: un partido trepidante que coronó a Messi pero que también consolidó a Kylian Mbappé como heredero al trono del mítico 10.
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