MIAMI, Estados Unidos. — El 16 de octubre de 1953 Fidel Castro pronunció el conocido alegato de autodefensa “La historia me absolverá” durante el juicio celebrado en su contra por organizar los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Aunque el mandamás castrista aseguró en varias ocasiones que su intervención ante el tribunal terminó con la frase “la historia me absolverá”, esto hecho no es cierto, pues sus últimas palabras fueron “la historia, definitivamente, lo dirá todo”.
En su discurso de más de dos horas Fidel Castro expuso seis males que aquejaban al país: el problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud.
La construcción de “La historia me absolverá” no terminó en el juicio, sino que fue alimentada durante su estancia en prisión, en la que añadió muchos párrafos a su alegato original.
Posteriormente, el documento fue publicado por sus seguidores y se convertiría en el manifiesto del Movimiento 26 de Julio.
Casi siete décadas después, los problemas planteados por Fidel Castro en su manifiesto no han sido resueltos por el régimen gobernante desde 1959. En ese sentido, la situación del país es peor que la existente en 1953.
Pese a firmar e impulsar leyes de reforma agraria, Cuba sigue siendo un país de tierras ociosas en que los campesinos carecen de condiciones para desarrollar la agricultura. La Isla carece de infraestructura industrial para impulsar su desarrollo y cientos miles de cubanos carecen de viviendas, hecho reconocido por las propias autoridades.
La salud y educación gratuitas, el mantra más repetido por la propaganda comunista, no satisfacen las necesidades de la población. Algo similar ocurre con el tema del desempleo: en más de seis décadas la Revolución no ha podido garantizar a los cubanos salarios dignos ni ha ofrecido condiciones para incentivar la creación de negocios y puestos de trabajo.
En la actualidad, Cuba vive el peor éxodo masivo registrado en su historia y la peor crisis económica en las últimas tres décadas. Fidel Castro murió en 2016, pero su legado continúa haciendo estragos en el tejido de la nación cubana. La historia no lo absolverá, y los cubanos libres tampoco.
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