“La CELAC está muerta”, aseguran expertos en seminario de CADAL

LA HABANA, Cuba.- “¿Es la CELAC un organismo regional creado para avalar el autoritarismo?” fue el tema abordado este jueves por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), en un seminario web al que invitó a expertos en la temática de al menos tres países de la región.
Para ello, contaron como base con el informe “Unidad en la diversidad: el fundamento de la CELAC para avalar el autoritarismo”, publicado en diciembre de 2020 por Gabriel C. Salvia, Director General de CADAL (Argentina), y moderador del seminario.
“Al constituirse en 2011, la CELAC adoptó en Caracas una poco creíble cláusula democrática argumentando en favor de la unidad en la diversidad, relativizando así los sistemas políticos. Es decir, vale igual una democracia como la de Costa Rica, Chile y Uruguay que una autocracia como la de Venezuela y una dictadura de partido único como Cuba. Por su alcance regional, hipocresía de varios países participantes, carencias organizativas y duplicación de esfuerzos, la CELAC es un organismo intergubernamental que representa un descrédito para la gobernabilidad democrática en el hemisferio cuya existencia cabe cuestionar”, dijo Salvia en su informe.
Mariclaire Acosta, ex subsecretaria de Derechos Humanos y Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, explicó sus concepciones respecto a este organismo regional, cuando se fundara en México bajo la presidencia de Felipe Calderón.
“Siempre consideré que se trataba de una concesión al gobierno cubano, la dictadura más larga del continente americano”, siempre tuve la percepción de que su intención era contrarrestar la influencia de la OEA (Organización de Estados Americanos) en la región y que se sostendría con el dinero del petróleo venezolano.
México ostenta actualmente la presidencia protémpore de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), pero, según Acosta, independientemente de que los derechos humanos han sido fundamentales en la política exterior, el país ha dado un giro en este sentido.
Por su experiencia, Mariclaire Acosta asegura también que todavía no conoce un órgano de promoción y defensa de derechos humanos con la fortaleza y capacidades suficientes para resistir los embates del poder político en los diferentes países.
Comentó además sobre algunas prácticas nocivas en los órganos internacionales de promoción y defensa de derechos humanos, como son las componendas e intercambio de votos, una de las maneras de neutralizar los esfuerzos de cooperación.
Asimismo, argumentó que, como solución a estas problemáticas, se debe trasladar la discusión también al ámbito doméstico, a los Estados miembros de estos organismos y, en este sentido, un actor definitivo es la sociedad civil.
Por su parte, Sergio Fausto, director ejecutivo del Instituto Fernando Henrique Cardoso (Brasil), recordó el contexto en que se creó la CELAC: en un momento en que en Brasil el gobierno de Lula estaba en su auge, al igual que el de Chávez en Venezuela.
“Hoy, el escenario es totalmente distinto, cada uno va por su lado (…), Brasil salió de la CELAC (…) la CELAC está totalmente fragmentada”, aseveró.
Para el politólogo, algunas de las lecciones aprendidas en estos diez años son que Estados Unidos sigue siendo el actor clave en la región, y que las estrategias basadas en sanciones y aislamiento no funcionan, “lo cual está clarísimo con Cuba, Venezuela y Nicaragua”.
Respecto a Cuba, indicó que hay que señalarle “las oportunidades del cambio y el cambio para Cuba pasa por una nueva relación con Estados Unidos, y esto va a tener reflejos en la posición de Cuba en relación a Venezuela, esto puede facilitar las cosas en Venezuela”.
Para Ignacio Walker, ex ministro de Relaciones Exteriores (Chile), la CELAC nació con muy buenas intenciones pero ha ido dejando mucho que desear. Citó varias organizaciones regionales creadas para favorecer la integración pero, respecto a la experiencia europea, en Latinoamérica “estamos cada vez más en retroceso en este sentido”.
“La CELAC está muerta, UNASUR está muerta, tal vez lo que falta es una extremaunción para darle una digna sepultura”, señaló.
Como parte del debate, algunos académicos, periodistas y estudiantes de varios países del continente dirigieron varias preguntas a los expertos, la mayoría de ellas enfocadas en el papel de la nueva administración estadounidense respecto a Cuba y Venezuela.
Mariclaire Acosta considera que, respecto a Venezuela, la administración de Joe Biden se enfocará en el pueblo, en acciones humanitarias, además de en acciones unilaterales. En cuanto a Cuba, supone que habrá también un acercamiento, aunque desconoce la fuerza que adquiera el mismo.
Para Sergio Fausto, en las relaciones con regímenes autoritarios como el de Cuba y Venezuela no todo puede ser presión o incentivo, “se trata de un juego”.
“Creo que es razonable imaginar que Biden intentará un juego de presión, pero también de normalización y estímulo a las relaciones comerciales” entre Estados Unidos y Cuba, apuntó el experto, y consideró además que esta sería la estrategia con mayores probabilidades de éxito.
De igual forma, ahondando en el caso Cuba, valoró que el logro del establecimiento de la democracia en la Isla no será “de la noche a la mañana”; habrá que hallar soluciones pacíficas, lidiando con las fuerzas armadas y la elite en el poder.
En relación a la política exterior de la administración de Biden, Ignacio Walker afirmó que las prioridades van en otro sentido, pues se enfocaría en China, en el restablecimiento del multilateralismo y, respecto al Medio Oriente, Irán ocuparía en foco de atención fundamental.
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