SANCTI SPIRITUS, Cuba, 30 de mayo (Ana Margarita Perdigón, Yayabo Press / 173.203.82.38) -Reinaldo Pacheco, vecino de la calle Tamarindo número 23, en esta ciudad, fue obligado el pasado martes a demoler el kiosco que había construido para la venta de comestibles.
“Acabaron conmigo –dijo Pacheco-; hice todos los trámites que me indicaron, me gasté como dos mil pesos (80 dólares) para que me permitieran construir el kiosco, y otros treinta para una foto del local. Unos días después de terminado se presentó en mi casa un inspector, y me dijo que la caseta dañaba la imagen de la ciudad y que tenía que demolerla. Acudí a otras autoridades, pero no pude resolver nada”.
Luego de una semana, Pacheco no había derrumbado su kiosco, y de nuevo apareció el inspector. “Me amenazó con que si no tumbaba el kiosco en 24 horas, iría con una brigada de demolición, cuyo trabajo me cobrarían después. Con dolor de mi alma tuve que derribarlo”.