MADRID, España.- Este 29 de marzo se cumplieron 25 años del asesinato del estudiante danés Joachim Løvschall, cometido por el régimen cubano y que, como tantos otros, permanece olvidado.
Joachim Løvschall se encontraba estudiando español en La Habana en 1997. Según recordaron la ONG Defensora de los Derechos Humanos, Center for a free Cuba y The Cuban Exile Quarter, en la noche del 28 de marzo de 1997 Joachim Løvschall fue a la Plaza de la Revolución y compró una entrada para el Teatro Nacional de Cuba. Después de la actuación, fue al Café Cantante, bar del teatro, y se encontró con dos amigos suecos. Cada uno bebió un par de cervezas, pero pronto se fueron porque a Joachim no le gustaba la música. A las 23:30 se despidieron en la acera frente al Café Cantante.
Según la versión del régimen cubano, después de las 23:30 Joachim Løvschall estaba en un bar llamado Segundo Dragón de Oro, ubicado en los alrededores de la Plaza de la Revolución. Allí estuvo hasta las 2:45 am.
Alrededor de 20 minutos después, de acuerdo a las autoridades cubanas, caminaba por la acera que queda frente al MINFAR. A mitad de camino cruzó a la otra acera, considerada zona militar, pero sin señalización de prohibición de paso.
Según la versión de los guardias del lugar, realizaron disparos de advertencia, a los que el joven danés, quien solo tenía 26 años, no reaccionó. Por tanto, un guardia disparó desde la cadera con un rifle AK-47. El primer disparo alcanzó su estómago y el segundo su cuello.
Aunque el asesinato tuvo lugar el 29 de marzo, no fue hasta el 6 de abril que los padres de Løvschall supieron de su muerte.
Diez años después, en junio de 2007, el padre de Joachim Løvschall denunció en un foro en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: “Teníamos la sensación de que las autoridades cubanas no estaban dispuestas a informar nada. Solo por buenas relaciones con amigos de habla hispana en otros países latinoamericanos logramos contactar con la familia con la que Joachim se quedó y el mensaje repetido de su parte era que no podían revelar nada, pero que la situación había resultado muy mala y que teníamos que ir a Cuba lo antes posible. Al mismo tiempo, todos los contactos con las autoridades responsables resultaron negativos”.
Gracias a la policía danesa confirmaron la muerte de su hijo. “Sin embargo”, asegura el padre, “estamos convencidos de que si no hubiéramos hecho uso de nuestro propio contacto y no hubiéramos continuado nuestra presión sobre la embajada en Copenhague, podríamos habernos enfrentado a una situación en la que Joachim hubiera sido declarado desaparecido, una salida por la que las autoridades cubanas han sido acusadas de aplicar en casos similares”.
“¿Por qué los soldados tuvieron que disparar dos tiros, uno al cuerpo y otro a la cabeza, para asesinarlo? ¿Fue Joachim violento y él, un individuo desarmado, atacó a los soldados armados? ¿O es simplemente que las instrucciones a los soldados cubanos son: primero disparas y luego preguntas? Pero de nuevo: ¿Quién puede explicar por qué se necesitaron dos disparos?”, se han preguntado los padres del joven asesinado.
A día de hoy, no se les ha revelado la identidad del asesino de su hijo, y nadie fue llevado ante la justicia.
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