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LA HABANA, Cuba.- Con el estadio Julio Antonio Mella a reventar y la afición llena de expectativas, inició el séptimo y último juego de la semifinal entre los equipos de Industriales y Las Tunas, en el marco de la 57 Serie Nacional de Béisbol.
Los abridores designados fueron Luis Ángel Gómez por la escuadra tunera y Freddy Asiel Álvarez por los azules. Relativamente tranquilo se mantuvo el encuentro hasta la parte baja de la tercera entrada, cuando dos hits de Alexander Ayala y Jorge Yohnson, un sacrificio de Yuniesky Larduet y un wild pitch de Freddy Asiel, se conjugaron para colocar a dos corredores en posición anotadora.
La andanada no se hizo esperar. Un imparable de Yordanis Alarcón impulsó las dos primeras para los leñadores que se pusieron arriba, acompañados por la explosión de la hinchada en el estadio tunero.
A duras penas el abridor de Industriales pudo salir del inning sin permitir más carreras de una ofensiva que jugó, como se dice, “según el libro”. La novena oriental bateó con calma y método, sin buscar desesperadamente el jonrón; tocaron la bola de forma efectiva, el line up respondió en casi todos los turnos al bate y la defensa jugó sin errores. Estuvieron cualitativamente muy superiores al equipo capitalino que, tras haber perdido el penúltimo juego, malograron la oportunidad de llegar a la final.
Tardíos los cambios introducidos por Víctor Mesa en la alineación. Solo Javier Camero se mostró efectivo al bate frente al bien administrado pitcheo de Luis Ángel Gómez; mientras los azules no tuvieron otra alternativa que dejar caminar a Freddy Asiel hasta la quinta entrada, en que Yosvani Alarcón conectó un cuadrangular enorme, para sumar otra tres carreras favorables a los leñadores.
A partir de ahí comenzó el “desfile de la vergüenza” por el montículo. Uno tras otro, los lanzadores de Industriales hicieron agua ante la artillería tunera que sumó anotaciones hasta redondear nueve, en la parte baja del sexto capítulo.
No escampó para los azules. En el juego decisivo, con la insoportable presión de jugar en patio ajeno y la ira de Víctor Mesa que pone todos los vientos en contra, hasta el experimentado Alexander Malleta cometió un error tan chapucero, que a partir de ahí el juego se dio por perdido.
Si algo quedaba del Gran Azul del béisbol cubano, fue pulverizado en el terreno del Julio Antonio Mella, donde finalmente se concretó la derrota por knock out en el séptimo inning, ante un pitcher que no había tenido los mejores resultados durante la campaña, pero que ayer salió con el corazón, a lanzar tremendo juego.
Cada vez se torna más abismal la diferencia entre Industriales y las restantes novenas que llegan a semifinales. Algunos opinan que el equipo está en crisis, con sus principales figuras envejecidas, lesionadas o desmotivadas. La mayoría culpa a Víctor Mesa, aunque tampoco hubo buenos resultados en temporadas anteriores, bajo la dirección de Javier Méndez y Lázaro Vargas.
No deja de ser cierto, sin embargo, que Víctor Mesa es un manager a quien el triunfo elude. Una vez más se quedó casi a las puertas; incluso peor, pues cuando lo nombraron coach de Industriales no faltaron quienes sarcásticamente pronosticaron —en base a sus récords con los equipos de Villa Clara y Matanzas— que los azules tenían “el segundo lugar asegurado”.
En esta 57 Serie Nacional, el 32 de la pelota cubana quedó por debajo de las expectativas y muchos creen que debería considerar seriamente la posibilidad de retirarse, no solo por ser un déspota redomado que acosa y recrimina continuamente a los jugadores; sino porque sus arranques de ira se han convertido en un punto débil para los equipos que ha dirigido. Tenga o no razón en sus reclamos, cada vez que Víctor Mesa se indispone con los árbitros —quienes, por demás, no disimulan su antipatía hacia él—, el juego se complica desde un prisma anímico y psicológico.
Pero a pesar de que el controvertido manager tiene el don de empeorar las cosas, el motivo principal de la debacle industrialista es que casi cualquier equipo puede, con disciplina y esfuerzo, superarlos. La pelota cubana, desde sus parámetros mediocres, se ha vuelto más competitiva e Industriales ha dejado de ser el paradigma.
El título nacional será disputado por Las Tunas y Granma en una inédita final oriental. Ambos equipos merecen tal distinción y es casi seguro que darán un buen espectáculo para sus respectivas aficiones. Los leones, destronados años ha, continúan en su ocaso y quedan, otra vez, con las ganas de llevar la gloria al coloso del Cerro.